En estos
campos, antes de llegar a Ribas, he conocido los tapiales caídos de un viejo
palomar, algunas viñas y tierras de cereal. Ahora, esas mismas tierras están transformadas debido a varias excavaciones, con el fin de aprovechar los áridos, supongo. De momento ha perdido belleza el
paisaje, pero todo sea por el bien del
pueblo: jornales, puestos de trabajo, mejores accesos... Es el progreso. Ojalá que en el futuro se tomen las medidas necesarias para minimizar el impacto de estas explotaciones.
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