Efectívamente,
amiga Charo, veladas invernales, pues las primaverales y veraniegas se hacían sentados en la
puerta de la
calle, tomando el fresco.
Vamos llegando poquito a poco y esto empezará a animarse algo más, aunque no nos podemos quejar pues, como dice José Ramón, quedamos encantados con la narrativa de la amiga Charo.
Abrazos pa tos y toas, El Emigrao