Al expresar nuestras ilusiones, juegos y vivencias de las tierras de Palencia cuando éramos pequeños es revivir el buen gusto de aquello que se nos quedó grabado con agrado.
¿Cómo olvidar aquellos momentos pasados con tan buenos amigos?.
No recordaba el nombre del juego, gracias por recordármelo Charo, y no dudo que con tu forma de ser nos habrías dado muy duro a tus hermanos y a quienes se enfrentaran a tí en el juego.
Lo bonito es recordar aquellos momentos donde te encontrabas feliz.
Hay incluso anécdotas muy graciosas.
Recuerdo que nos gustaba el futbol, y antíguamente en Madrid los vecinos solían tener las casas abiertas en verano, los amigos pateábamos en la calle alguna pelóta siempre; un par de hermanos habían estrenado zapatillas y en día lluvioso, las destrozaron. Su madre que venía de la compra los vió y ante la regañina se metieron en casa corriendo y se escondieron.
En verano, por el calor se tenía las ventanas casi cerradas, y llegó trincó a uno, y empezó a darle mamporros.
Uno decía: ¡Vaya paliza que le están pegando al peque!; y el otro: ¡La que le están dando al mayor!.
En medio de la oscuridad, se oyó: ¡Sra. Julia que soy yo!.
¡Le estaba atizando a un amigo de ellos que se había colado escondiéndose también!.
Como podeis comprobar en los juegos surgen anécdotas graciosísimas, por supuesto, la madre, de la risa, despues de disculparse, no tuvo fuerzas para sacudir a sus hijos.
Espero que estas vivencias al contarlas, sirvan para ponernos una nota de buen humor.
Un abrazo para todos. Eduardo.
¿Cómo olvidar aquellos momentos pasados con tan buenos amigos?.
No recordaba el nombre del juego, gracias por recordármelo Charo, y no dudo que con tu forma de ser nos habrías dado muy duro a tus hermanos y a quienes se enfrentaran a tí en el juego.
Lo bonito es recordar aquellos momentos donde te encontrabas feliz.
Hay incluso anécdotas muy graciosas.
Recuerdo que nos gustaba el futbol, y antíguamente en Madrid los vecinos solían tener las casas abiertas en verano, los amigos pateábamos en la calle alguna pelóta siempre; un par de hermanos habían estrenado zapatillas y en día lluvioso, las destrozaron. Su madre que venía de la compra los vió y ante la regañina se metieron en casa corriendo y se escondieron.
En verano, por el calor se tenía las ventanas casi cerradas, y llegó trincó a uno, y empezó a darle mamporros.
Uno decía: ¡Vaya paliza que le están pegando al peque!; y el otro: ¡La que le están dando al mayor!.
En medio de la oscuridad, se oyó: ¡Sra. Julia que soy yo!.
¡Le estaba atizando a un amigo de ellos que se había colado escondiéndose también!.
Como podeis comprobar en los juegos surgen anécdotas graciosísimas, por supuesto, la madre, de la risa, despues de disculparse, no tuvo fuerzas para sacudir a sus hijos.
Espero que estas vivencias al contarlas, sirvan para ponernos una nota de buen humor.
Un abrazo para todos. Eduardo.