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Charo, cuando se va a realizar un trabajo, y te hablo un poco de informática, existen los cursillos, la teoría, pero lo que de verdad nos demuestra estar preparados es la práctica, y poco a poco te vas haciendo con ello.
En la vida real, nacemos, vivimos, evolucionamos y llega un momento que damos todo lo que llevamos dentro de sí, porque empieza el periodo de prácticas vivientes, tú, al expresarte entonas una melodía de recuerdos, que consigues transformarnos a todos porque lo hemos vivido.
Ya ves cómo José Ramón ha sabido percibirlo mejor que yo, y todos los amigos que a tí se dirigen en este foro.
No nos des las gracias por apreciar algo, que si no sale de una pluma, como escritor/a de hace tiempo, sabes transmitir a través del ordenador tus recuerdos más hermosos, y que hace que unos y otros sepamos compenetrarnos en la amistad sincera y verdadera de los distintos pueblos.
Gracias Octavio por tu elogio a mi tierra madrileña, y ¡por favor! no me trates de usted, porque creo que se dirigen a alguien detrás de mí y vuelvo la cabeza.
Si no decimos nada, Charo, es porque nos has dejado mudos con tu elocuencia, esa que admiré en tantas y tantas personas queridas de la Montaña Palentina, de los amigos de allí y espero que también de sus descendientes.
Con mi sentimiento de admitración os envío a todos/as un cordial abrazo desde este gran Madrid.
Eduardo.
En la vida real, nacemos, vivimos, evolucionamos y llega un momento que damos todo lo que llevamos dentro de sí, porque empieza el periodo de prácticas vivientes, tú, al expresarte entonas una melodía de recuerdos, que consigues transformarnos a todos porque lo hemos vivido.
Ya ves cómo José Ramón ha sabido percibirlo mejor que yo, y todos los amigos que a tí se dirigen en este foro.
No nos des las gracias por apreciar algo, que si no sale de una pluma, como escritor/a de hace tiempo, sabes transmitir a través del ordenador tus recuerdos más hermosos, y que hace que unos y otros sepamos compenetrarnos en la amistad sincera y verdadera de los distintos pueblos.
Gracias Octavio por tu elogio a mi tierra madrileña, y ¡por favor! no me trates de usted, porque creo que se dirigen a alguien detrás de mí y vuelvo la cabeza.
Si no decimos nada, Charo, es porque nos has dejado mudos con tu elocuencia, esa que admiré en tantas y tantas personas queridas de la Montaña Palentina, de los amigos de allí y espero que también de sus descendientes.
Con mi sentimiento de admitración os envío a todos/as un cordial abrazo desde este gran Madrid.
Eduardo.