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SALINAS DE PISUERGA: Yo por suerte, amigo Eduardo, hambre pudo decir que...

Yo por suerte, amigo Eduardo, hambre pudo decir que no pasé, caprichos pocos o ningunos, pantalones remendado, zapatos reparados por mi propio padre, ropas de mis hermanos mayores para mi, pocos estrenos pero la barriga llena pero no de golosinas. Siempre se mataban en casa un par o tres de cerdos, se curaban los jamones y lomos, se hacían chorizos, morcillas tocino curando en sal, en fin, que recuerdo algunos bocados de aquellos que no he tenido el gusto de probar ahora, por calidad que intente comprar.

Eduardo, la comprensión hacia nuestros padres sería la misma que la de nuestros hijos hacia nosotros, pues, aunque nunca llegué a entenderlo del todo, podía "tolerarse" o "perdonarse" el hecho de que te dieran un castigo físico severo cuando has hecho o causado un mal, pero nunca el propinar la paliza y después preguntar que ha pasado, tras el castigo recibido de que valía dar explicaciones, que castigaran a otro de tus hermanos por mentir o tergiversar las cosas?, yo recibí palizas por motivos que ni tan siquiera eran dignas de una llamada de atención, y si, recibí palizas podemos decir que "justificadas", las menos.

Esa fue mi infancia, Charo, infancia que además tenía también obligaciones duras para la edad, y en mi época fue cuando se pasó de la Enciclopedia a libro por asignatura, pues con la mitad de los libros debía estudiar yo, pues "no había dinero" ni subvenciones que no fueran para la leche el polvo.

Todo quedó atrás y alguna vez lo sacamos a relucir para que sepa mi padre que perdonado está pero no olvidado y que si, cariño tal vez recibiera pero muy descompensado por las palizas, hoy, estaría en la cárcel, aunque estoy seguro que si le hubiese tocado vivir esta época, no hubiese sido tan duro.

Abrazos pa tos y toas, El Emigrao