Ese, el tiempo del recreo es el que utilizábamos para le leche en polvo, la rebanada de pan y si quedaba tiempo jugar a cualquier cosa que no conllevara poner en riesgo la integridad del calzado o la ropa.
Bueno, yo no tuve beca pero si estuve interno, no en un centro educativo, sino en casa, donde las libertades brillaban por su ausencia, todo eran obligaciones.
A ver, a ver amigo Eduardo, las intenciones son esas, ya veremos si podemos llevarlas a buen término y llegamos a los 120, jeje.
Este tipo de juegos en mi pueblo no los recuerdo, la verdad que juegos que no estuvieran relacionados con niños o menos niños no recuerdo ninguno, tal vez por que mi padre tampoco fue jugador ya que él tampoco disponía de mucho tiempo, pues tras su jornada de trabajo tenía su huerto.
Recuerdo, Charo, recuerdo, mira, mi padre de letras y cuentas pocas, aunque lo suficiente para ser un muy buen Tornero de Primera, pero si vieras la escritura de él, de mis hermanos y mía, las letras son casi galgadas, pues él aprendió a hacer la letra de una manera, por cierto bonita, y así nos la enseñó a todos bajo temor de recibir propina si no la hacíamos igual.
También utilicé pizarra y pizarrín, pero ya entramos en la era del papel y el boli o lápiz de tinta, si, aquel que si no le mojabas la punta podía borrarse y si le mojabas marcaba como tinta, la lengua te quedaba manchada de azul, además creo que no sería muy bueno para la salud pues el sabor a tinta estaba en la boca.
Abrazos pa tos y toas, El Emigrao
Bueno, yo no tuve beca pero si estuve interno, no en un centro educativo, sino en casa, donde las libertades brillaban por su ausencia, todo eran obligaciones.
A ver, a ver amigo Eduardo, las intenciones son esas, ya veremos si podemos llevarlas a buen término y llegamos a los 120, jeje.
Este tipo de juegos en mi pueblo no los recuerdo, la verdad que juegos que no estuvieran relacionados con niños o menos niños no recuerdo ninguno, tal vez por que mi padre tampoco fue jugador ya que él tampoco disponía de mucho tiempo, pues tras su jornada de trabajo tenía su huerto.
Recuerdo, Charo, recuerdo, mira, mi padre de letras y cuentas pocas, aunque lo suficiente para ser un muy buen Tornero de Primera, pero si vieras la escritura de él, de mis hermanos y mía, las letras son casi galgadas, pues él aprendió a hacer la letra de una manera, por cierto bonita, y así nos la enseñó a todos bajo temor de recibir propina si no la hacíamos igual.
También utilicé pizarra y pizarrín, pero ya entramos en la era del papel y el boli o lápiz de tinta, si, aquel que si no le mojabas la punta podía borrarse y si le mojabas marcaba como tinta, la lengua te quedaba manchada de azul, además creo que no sería muy bueno para la salud pues el sabor a tinta estaba en la boca.
Abrazos pa tos y toas, El Emigrao