A Charo le dais envidia mentando esos manjares, y yo no me ofendo por excluirme, ya que conozco vuestra forma de pensar; pero Santi, si mi madre era de Palencia, de la "Montaña Palentina", ¿como no voy a conocer la CECINA?.
Sinó la de Rueda, sí la de Casa María en Ruesga, que sabía mejor que el jamón, y si probarla era pecado me llevaba conmigo al que me absolviera que era mi tío el Dominico, (que por cierto también pecaba conmigo).
Las avellanas las he cojido del monte las he tostado y comido con mis amigos, y de quesos no conozco el de Cascarilla, pero tienes para elegir entre un buen queso Manchego, que traía mi padre, migoso y curado ó fresco, o el que suelo tomar en verano en Cóbreces (Cantabria) en la Abadía Cisterciense donde hay personas tan maravillosas como vosotros.
El chorizo tipo migoso, picante, similar al de León que hacía mi abuela, ¡insuperable!.
Ya veis que os he confesado mis pecados, lo más doloroso es que mi compañero de correrías, amante de la Montaña Palentina, y que era de allí, ya no me puede acompañar, pecar conmigo, y absolvernos mutuamente.
A pesar de que me has excluido Santi, me has hecho pasar por un recorrido inolvidable para mí.
Un abrazo muy fuerte para todos y todas, pues veo que se nos va acumulando el trabajo. Bienvenidas a las páginas las dos conocidas del Emigrao.
Eduardo.
Sinó la de Rueda, sí la de Casa María en Ruesga, que sabía mejor que el jamón, y si probarla era pecado me llevaba conmigo al que me absolviera que era mi tío el Dominico, (que por cierto también pecaba conmigo).
Las avellanas las he cojido del monte las he tostado y comido con mis amigos, y de quesos no conozco el de Cascarilla, pero tienes para elegir entre un buen queso Manchego, que traía mi padre, migoso y curado ó fresco, o el que suelo tomar en verano en Cóbreces (Cantabria) en la Abadía Cisterciense donde hay personas tan maravillosas como vosotros.
El chorizo tipo migoso, picante, similar al de León que hacía mi abuela, ¡insuperable!.
Ya veis que os he confesado mis pecados, lo más doloroso es que mi compañero de correrías, amante de la Montaña Palentina, y que era de allí, ya no me puede acompañar, pecar conmigo, y absolvernos mutuamente.
A pesar de que me has excluido Santi, me has hecho pasar por un recorrido inolvidable para mí.
Un abrazo muy fuerte para todos y todas, pues veo que se nos va acumulando el trabajo. Bienvenidas a las páginas las dos conocidas del Emigrao.
Eduardo.