AL CAER EL SOL
Había un tiempo donde el cielo brillaba más y era la luna, la que nos mandaba a dormir y las horas de silencio durante el día, era la de la siesta.
Había un tiempo que el sol blanqueaba las sábanas, tiempo donde se iba andando o en bicicletas a los sitios y por las noches, las aceras se llenaban de sillas ocupadas por familias enteras, tomando el poco aíre que corriera y viendo a sus hijos jugar y al cuidado de que no se cayeran o riñeran con algún otro niño.
Hubo un tiempo, ... (ver texto completo)
Había un tiempo donde el cielo brillaba más y era la luna, la que nos mandaba a dormir y las horas de silencio durante el día, era la de la siesta.
Había un tiempo que el sol blanqueaba las sábanas, tiempo donde se iba andando o en bicicletas a los sitios y por las noches, las aceras se llenaban de sillas ocupadas por familias enteras, tomando el poco aíre que corriera y viendo a sus hijos jugar y al cuidado de que no se cayeran o riñeran con algún otro niño.
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