Es triste ver el poco valor que se da a nuestra historia y a nuestro arte por la tierra ojedana. No nos damos cuenta que por cada edificio que se arruina o desaparece, nosotros morimos también un poco. Porque perdemos nuestras raices, nuestro pasado deja de existir, no tendremos recuerdos para nuestros sucesores... Pero una ruina bien conservada puede ser un recuerdo hermoso de una pasado con el que todos estamos en deuda.