Tenía ganas de volver a ver este
pueblo que habíamos visitado hace unos treinta años. De aquí era una compañera de estudios de la que nadie nos supo dar noticias, no es extraño, quedan cuatro habitantes. De aquí eran unos chicos y chicas de una
familia, que tuvimos en el
colegio hace unos treinta años: por suerte y gracias a mi amable guía, logramos ver a su madre, lo que nos alegró. Y como normal ninguno de sus hijos vivía en el pueblo desperdigados por
España...