Al mirar esta hermosa imagen se reproduce en mi interior, en mi mente, aquel sonido inconfundible de las campanas de la iglesia de San Quirce que, potente y majestuoso, se hacía oír en todo el contorno, en sus campos más alejados e incluso, como alguna vez oí comentar a alguien, hasta en los pueblos de Sotovellanos y Cuevas, supongo que igualmente en Herrera y Alar, cuando las condiciones de propagación acústica resultaban favorables. ¡Campanas de mi lugar!. ¡Campanas de San Quirce!. Con su toques ... (ver texto completo)