Contemplando esta fotografía, no puedo evitar viajar en el tiempo, y trasladarme a la década de los años cincuenta; por entonces aquella acogedora casa de la segunda (tristemente desaparecida), estaba habitada por una gran familia a la que me resulta muy gratificante recordar; amigo Pedro, sé que te sientes orgulloso de formar parte de esta honrada familia, que simpre llevó la cautivadora virtud de la humildad por marchamo, viviendo día tras día en una convivencia ejemplar; el abuelo Eutiquio al ... (ver texto completo)