Con las imprecisiones propias de los sueños no se bien cómo he llegado a San Quirce; pero antes he dejado atrás las Praderas, los Llanos y más campos, hasta verme de pronto en un lugar cercano, muy próximo, desde el que podía contemplar la hermosa y emocionante panorámica que se presentaba a mi vista. Sobre una suave y fresca hierba, como si necesitara el descanso de un largo viaje, contemplaba esa pequeña población del lugar de mi infancia, San Quirce, en las primeras horas de un hermoso día primaveral, ... (ver texto completo)