Campanillo de la
Ermita, al que por desgracia hace mucho que no oigo sonar, por no coincidir mis visitas, con las fechas que suelen hacerle sonar,
La torreta que le sustenta, es de las que no se ponía ningún tipo de argamasa entre
piedra y piedra, y sin embargo, aguanta el tiempo de forma magistral, a pesar de su limitada anchura, gracias al sistema de sillería empleado.