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SAN QUIRCE DE RIOPISUERGA: SUEÑOS...

SUEÑOS
Desde cualquier lugar, despierto pero soñando, me gusta contemplar ese río de San Quirce, el Pisuerga, del que recibe su apellido, el que riega las tierras de sus vegas, del que nace el Canal de Castilla, el que hace caudaloso al Duero. Como si, con el monólogo de mis pensamientos y abriendo el libro de mis recuerdos, estuviese hablando con él, de mis cosas, de mis secretos e intimidades; como si el río, a pesar de sus murmullos constantes y alegres fuese capaz de escuchar y agradecer mi compañía... Quién sabe. Pero él no se detiene porque no lo puede hacer; debe continuar su imparable camino hacia su destino final, guardando historias, secretos y confidencias, repartiendo vida a su paso: porque el agua es vida. Mientras, yo sigo caminando por sus orillas, deteniéndome en sus puentes, para verle pasar, para ver el discurrir de sus aguas, escuchando sus rumores que se transforman en sonidos agradables, en conciertos musicales. Viene a mí memora una hermosa canción (Demis Roussos), cuya letra dice así:

“Aquí estoy de nuevo contemplándote correr,
toco con mis dedos las piedras de tu orilla,
en la oscuridad ruges mucho más,
de bienvenida, quizás.
Río salvaje de mi infancia,
fuiste mi cuna y mi tumba serás,
yo también llevo en el pecho una tempestad,
y me despeño ciego sin hallar la paz.
Río salvaje que no puedes parar,
somos hermanos en la soledad.
Si mes ves transido otra noche como hoy,
llévame dormido a lomos de la espuma.
En la oscuridad tiemblo sin cesar,
es de alegría quizás.
Río salvaje de mi infancia,
fuiste mi cuna y mi tumba serás,
yo también llevo el en pecho una tempestad,
y me despeño ciego sin hallar la paz”.

El Pisuerga, a su paso por las tierras de San Quirce, es mí “río salvaje de mi infancia”, en cuyas aguas, mezclándose con ellas, desemboca mi torrente particular de emociones…