... y sus gentes se marcharon, emigraron a otros lugares porque ese era su destino; otros se fueron para siempre. Y sus pequeñas propiedades, abandonadas, quedaron a merced de los efectos devastadores del olvido, del paso de los tiempos, derrumbadas. Sus casas se hundieron, como se aprecia en la imagen, dejando al descubierto la austeridad de vida y la fortaleza de aquellas gentes que tanto esfuerzo y trabajo emplearían para la construcción de aquellas casas de adobe, entre cuyas paredes se quedaron para siempre tantas vivencias, intimidades y secretos personales, que conforman la existencia de cada ser humano. Tantas historias de dolor, de alegrías, de amor... Vaya con estas líneas MI HOMENAJE ESPECIAL A TODAS AQUELLAS PERSONAS.