Homenaje Póstumo a Rafael Collazos, "el orejas".
Me llegó hace unos días la noticia de su muerte. Ultimamente, desde que enfermó, sus WhatsApp no me llegaban y comprendí el motivo. Me causó mucha tristeza. El y yo, en los últimos años, retomamos una vieja relación de infancia vivida, compartíendo noticias, aspiraciones y utopías progresistas de nuestros pueblos. El era concejal socialista en la Corporación de Osorno. Nuestra primera relación se remonta a los años de niñez en el pueblo, en aquellas escuelas de "prietas las filas", leche en polvo y queso americano del Plan Marshall. El, Rafa "el orejas". Yo, Julián "el mosquito". Despues, la vida nos llevó a cada uno por distintos deroteros, hasta abrazar ideas socialistas y comunistas, en pro de un mundo más humano y más justo. Empleado toda una vida en Los Talleres Herreros del pueblo, hacia gala de un socialismo de fe ciega, nada culto, propio de aquellos obreros de antaño, de bocadillo envuelto en papel de periódico, que aún perduran en nuestra memoria. La discreción y la humildad fueron su norma de conducta. Encomiable en la lucha y la defensa de los valores democráticos, nadie le echará de menos, salvo su familia y algunos amigos. Mereceria un homenaje en su pueblo, Santillana de Campos, pero me consta que algún resentido volvería a abrir "la fosa común". El quehacer democrático de estos tiempos, no les dará ese gustazo. Amigo Rafa, ya, descansa en Paz.
Me llegó hace unos días la noticia de su muerte. Ultimamente, desde que enfermó, sus WhatsApp no me llegaban y comprendí el motivo. Me causó mucha tristeza. El y yo, en los últimos años, retomamos una vieja relación de infancia vivida, compartíendo noticias, aspiraciones y utopías progresistas de nuestros pueblos. El era concejal socialista en la Corporación de Osorno. Nuestra primera relación se remonta a los años de niñez en el pueblo, en aquellas escuelas de "prietas las filas", leche en polvo y queso americano del Plan Marshall. El, Rafa "el orejas". Yo, Julián "el mosquito". Despues, la vida nos llevó a cada uno por distintos deroteros, hasta abrazar ideas socialistas y comunistas, en pro de un mundo más humano y más justo. Empleado toda una vida en Los Talleres Herreros del pueblo, hacia gala de un socialismo de fe ciega, nada culto, propio de aquellos obreros de antaño, de bocadillo envuelto en papel de periódico, que aún perduran en nuestra memoria. La discreción y la humildad fueron su norma de conducta. Encomiable en la lucha y la defensa de los valores democráticos, nadie le echará de menos, salvo su familia y algunos amigos. Mereceria un homenaje en su pueblo, Santillana de Campos, pero me consta que algún resentido volvería a abrir "la fosa común". El quehacer democrático de estos tiempos, no les dará ese gustazo. Amigo Rafa, ya, descansa en Paz.