A caras o lises.
La tradición romana del juego de las chapas reúne en Semana Santa a cientos de palentinos de la capital y 17 pueblos de la provincia.
Los aficionados se juegan altas sumas de dinero con partidas que en buena parte se prolongan de madrugada. / ICAL.
El juego de las chapas reúne a cientos de aficionados de Palencia y provincia en Semana Santa, que se juegan a ‘caras o lises’ altas sumas de dinero con partidas que en buena parte se prolongan de madrugada. Se trata de una tradición muy arraigada en la capital, así como en las comarcas de la Vega, Tierra de Campos, el Cerrato y la Montaña Palentina.
Reza la leyenda que los romanos se jugaron a suertes la túnica de Cristo tras ser crucificado. En épocas más recientes se habla de depositar por un día el bastón de mando ante el monumento de Jueves Santo, para simbolizar que se podían poner en práctica actividades hasta el momento prohibidas, como el juego y de ahí la existencia del juego de las chapas.
Desde ayer y hasta el final de la semana de Pasión, la veda se levanta por unas horas y son muchos los aficionados que desean escuchar el sonido de dos monedas cayendo sobre el suelo. Los primeros minutos sirven para calentar las antiguas monedas de cobre de diez céntimos –llamadas perras gordas- que se lanzarán al aire. A partir de aquí, el ambiente se envuelve de curiosidad y emoción para escuchar por parte del baratero las palabras ‘caras o lises’. La jugada se repite para buscar un ganador al salir dos caras o dos lises emparejadas.
Quien gana la apuesta puede volver a buscar la fortuna, apostando todo o una parte, aunque si lo prefiere puede dejar paso a otro jugador.
Antes era un juego reservado a hombres pero poco a poco se han ido incorporando mujeres.
La localidad de Saldaña, con unos 3.000 habitantes y gran tradición de chapas, encabeza la lista en la provincia con siete establecimientos autorizados por la Junta seguida de Palencia con cinco, Herrera de Pisuerga (cuatro), Aguilar de Campoo (tres), Alar del Rey (tres), Cervera de Pisuerga (dos), Osorno (dos), Dueñas (dos), y con una Baños de Cerrato, Venta de Baños, Sotobañado y Priorato, Santibáñez de la Peña, Melgar de Yuso, Lantadilla, Paredes de Nava, Renedo de Vega, Monzón de Campos y Espinosa de Villagonzalo.
Los organizadores —en este caso el gestor o baratero que promueven las apuestas—deben tener la condición temporal de Empresa de Juego de Castilla y León y estar inscritos en el Registro de Juegos y Apuestas durante todos o alguno de los días en que está permitida su práctica. También deben pagar previamente una tasa de 30,35 euros.
Las chapas se basan en un juego tradicional que sólo puede ser autorizado para su práctica durante el jueves, viernes y sábado de la Semana Santa de cada año, así como durante la celebración de las fiestas patronales en las localidades donde esta tradición apostadora haya venido practicándose de forma habitual durante los últimos años.
El objeto jugado ha de ser necesariamente una cantidad líquida y cierta de dinero, no pudiendo efectuarse las apuestas sobre animales, bienes muebles o inmuebles, ni sobre su correspondiente valor económico.
Los lugares para la práctica de la chapas podrán ser al aire libre o en un local cerrado siempre que no obstaculice el tránsito de personas o vehículos y las partidas no se jueguen a menos de 100 metros de un centro educativo.
La tradición romana del juego de las chapas reúne en Semana Santa a cientos de palentinos de la capital y 17 pueblos de la provincia.
Los aficionados se juegan altas sumas de dinero con partidas que en buena parte se prolongan de madrugada. / ICAL.
El juego de las chapas reúne a cientos de aficionados de Palencia y provincia en Semana Santa, que se juegan a ‘caras o lises’ altas sumas de dinero con partidas que en buena parte se prolongan de madrugada. Se trata de una tradición muy arraigada en la capital, así como en las comarcas de la Vega, Tierra de Campos, el Cerrato y la Montaña Palentina.
Reza la leyenda que los romanos se jugaron a suertes la túnica de Cristo tras ser crucificado. En épocas más recientes se habla de depositar por un día el bastón de mando ante el monumento de Jueves Santo, para simbolizar que se podían poner en práctica actividades hasta el momento prohibidas, como el juego y de ahí la existencia del juego de las chapas.
Desde ayer y hasta el final de la semana de Pasión, la veda se levanta por unas horas y son muchos los aficionados que desean escuchar el sonido de dos monedas cayendo sobre el suelo. Los primeros minutos sirven para calentar las antiguas monedas de cobre de diez céntimos –llamadas perras gordas- que se lanzarán al aire. A partir de aquí, el ambiente se envuelve de curiosidad y emoción para escuchar por parte del baratero las palabras ‘caras o lises’. La jugada se repite para buscar un ganador al salir dos caras o dos lises emparejadas.
Quien gana la apuesta puede volver a buscar la fortuna, apostando todo o una parte, aunque si lo prefiere puede dejar paso a otro jugador.
Antes era un juego reservado a hombres pero poco a poco se han ido incorporando mujeres.
La localidad de Saldaña, con unos 3.000 habitantes y gran tradición de chapas, encabeza la lista en la provincia con siete establecimientos autorizados por la Junta seguida de Palencia con cinco, Herrera de Pisuerga (cuatro), Aguilar de Campoo (tres), Alar del Rey (tres), Cervera de Pisuerga (dos), Osorno (dos), Dueñas (dos), y con una Baños de Cerrato, Venta de Baños, Sotobañado y Priorato, Santibáñez de la Peña, Melgar de Yuso, Lantadilla, Paredes de Nava, Renedo de Vega, Monzón de Campos y Espinosa de Villagonzalo.
Los organizadores —en este caso el gestor o baratero que promueven las apuestas—deben tener la condición temporal de Empresa de Juego de Castilla y León y estar inscritos en el Registro de Juegos y Apuestas durante todos o alguno de los días en que está permitida su práctica. También deben pagar previamente una tasa de 30,35 euros.
Las chapas se basan en un juego tradicional que sólo puede ser autorizado para su práctica durante el jueves, viernes y sábado de la Semana Santa de cada año, así como durante la celebración de las fiestas patronales en las localidades donde esta tradición apostadora haya venido practicándose de forma habitual durante los últimos años.
El objeto jugado ha de ser necesariamente una cantidad líquida y cierta de dinero, no pudiendo efectuarse las apuestas sobre animales, bienes muebles o inmuebles, ni sobre su correspondiente valor económico.
Los lugares para la práctica de la chapas podrán ser al aire libre o en un local cerrado siempre que no obstaculice el tránsito de personas o vehículos y las partidas no se jueguen a menos de 100 metros de un centro educativo.