RETAZOS DE UNA LEJANA NIÑEZ
Mirando esta foto, sucumbo a la nostalgia. Pasan por mi mente, retazos sueltos de la película de mi infancia, la cual transcurrió por éstos lares donde viví momentos únicos de mi vida. Película ya vieja rota y medio olvidada, porque en el cine de la vida, el material envejece pronto.
Aun cuando el resto de mis años han sido vividos en otro lugar, donde perdí mis privilegios y fantasías de niña... Porque la vida, es un proceso evolutivo contínuo.
Tardé años en volver... había cosas que ya no existían porque el paso al progreso se las llevó, aferrándose mi mente más... a perpetuar todo lo que formó parte del decorado de mi escenario, que por derecho propio me pertenece.
Quiero recordar dos grandes acacias junto a las escuelas (ya no existen). Ellas, altas y frondosas todo el año vestidas de verde cuan agentes de "La Benemérita"; fueron testigos mudos, de nuestros juegos, correteos, algarabía y jolgorios lógicos de la edad.
Cuando la primavera surgía de las sombras del invierno, ellas, se engalanaban con olorosas flores amarillas, en forma de racimo. Con el paso de los días, sus pétalos caían formando en el suelo una gran alfonbra floral amarilla, anunciando a los escolares la inminente llegada de las vacaciones estivales. ¡Hasta la próxima!
Mirando esta foto, sucumbo a la nostalgia. Pasan por mi mente, retazos sueltos de la película de mi infancia, la cual transcurrió por éstos lares donde viví momentos únicos de mi vida. Película ya vieja rota y medio olvidada, porque en el cine de la vida, el material envejece pronto.
Aun cuando el resto de mis años han sido vividos en otro lugar, donde perdí mis privilegios y fantasías de niña... Porque la vida, es un proceso evolutivo contínuo.
Tardé años en volver... había cosas que ya no existían porque el paso al progreso se las llevó, aferrándose mi mente más... a perpetuar todo lo que formó parte del decorado de mi escenario, que por derecho propio me pertenece.
Quiero recordar dos grandes acacias junto a las escuelas (ya no existen). Ellas, altas y frondosas todo el año vestidas de verde cuan agentes de "La Benemérita"; fueron testigos mudos, de nuestros juegos, correteos, algarabía y jolgorios lógicos de la edad.
Cuando la primavera surgía de las sombras del invierno, ellas, se engalanaban con olorosas flores amarillas, en forma de racimo. Con el paso de los días, sus pétalos caían formando en el suelo una gran alfonbra floral amarilla, anunciando a los escolares la inminente llegada de las vacaciones estivales. ¡Hasta la próxima!