CAZA DE LA CODORNIZ
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La carne de este emplumado es muy apreciada. Los cazadores suelen ir acompañados de un perro. Actualmente hay un programa de anillamiento donde se utilizan redes y reclamos (imitaciones de "pitidos" de hembras) para llevar el control de la población, pues es muy difícil hallarlos. Cuando a estos animales se les llega a perseguir muy de cerca, y al encontrarse desesperados, es común de estas aves esconder la cabeza bajo su ala, con lo cual creen estar escondidas de su enemigo.[cita requerida]
La codorniz pasa la mayor parte del día en el suelo buscando su alimento o revolcándose brevemente en el polvo y, en consecuencia, es más bien raro que estas aves emprendan el vuelo, con la excepción de aquellas situaciones en las que se sienten perseguidas, en período de celo, o cuando llega el momento de emigrar.
Cuando es localizada por el perro de muestra, intenta escapar de la zona de peligro corriendo rápidamente en línea recta y volviendo atrás, de manera que finalmente traza una serie de itinerarios complicados que, con notable frecuencia, terminan por confundir al perro más experimentado, particularmente a los que cazan con el hocico al viento.
Es solamente cuando el perro consigue apuntarla sin huida posible que la codorniz decide alzar el vuelo, elevándose poco o mucho, lenta o velozmente, según las necesidades del momento.
La caza clásica de la codorniz es la que se lleva a cabo con la ayuda de los perros de muestra en los días de media veda, que suelen ser desde el mes de agosto hasta mediados de septiembre.
Normalmente el cazador de codornices madrugará, poniéndose en camino al amanecer. una vez iniciada la caza y, durante algunas horas, las codornices se buscarán en los pastos, en los campos bien secos, los cultivos de maíz, etc. y, solo más tarde, con el calor de las horas ya avanzadas de la mañana, las codornices deberán ser buscadas entre la alfalfa y otros lugares más bien frescos.
Cuando yo vivía en sotobañado, venían cazadores de las provincias vascas y se alojaban en casa de Henares, solo hombres, y la Sra. Honorina les cocinaba las presas de caza que cada día capturaban.
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La carne de este emplumado es muy apreciada. Los cazadores suelen ir acompañados de un perro. Actualmente hay un programa de anillamiento donde se utilizan redes y reclamos (imitaciones de "pitidos" de hembras) para llevar el control de la población, pues es muy difícil hallarlos. Cuando a estos animales se les llega a perseguir muy de cerca, y al encontrarse desesperados, es común de estas aves esconder la cabeza bajo su ala, con lo cual creen estar escondidas de su enemigo.[cita requerida]
La codorniz pasa la mayor parte del día en el suelo buscando su alimento o revolcándose brevemente en el polvo y, en consecuencia, es más bien raro que estas aves emprendan el vuelo, con la excepción de aquellas situaciones en las que se sienten perseguidas, en período de celo, o cuando llega el momento de emigrar.
Cuando es localizada por el perro de muestra, intenta escapar de la zona de peligro corriendo rápidamente en línea recta y volviendo atrás, de manera que finalmente traza una serie de itinerarios complicados que, con notable frecuencia, terminan por confundir al perro más experimentado, particularmente a los que cazan con el hocico al viento.
Es solamente cuando el perro consigue apuntarla sin huida posible que la codorniz decide alzar el vuelo, elevándose poco o mucho, lenta o velozmente, según las necesidades del momento.
La caza clásica de la codorniz es la que se lleva a cabo con la ayuda de los perros de muestra en los días de media veda, que suelen ser desde el mes de agosto hasta mediados de septiembre.
Normalmente el cazador de codornices madrugará, poniéndose en camino al amanecer. una vez iniciada la caza y, durante algunas horas, las codornices se buscarán en los pastos, en los campos bien secos, los cultivos de maíz, etc. y, solo más tarde, con el calor de las horas ya avanzadas de la mañana, las codornices deberán ser buscadas entre la alfalfa y otros lugares más bien frescos.
Cuando yo vivía en sotobañado, venían cazadores de las provincias vascas y se alojaban en casa de Henares, solo hombres, y la Sra. Honorina les cocinaba las presas de caza que cada día capturaban.