TRAJE REGIONAL DE PALENCIA
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La indumentaria tradicional parte de la habitual en el siglo XVIII, con algunos elementos medievales y renacentistas. Camisa blanca, chaleco y sombrero negros, pantalón marrón y un fajín rojo visten al hombre. Para la mujer, un corpiño de terciopelo negro, una sobrefalda de paño rojo, amarillo o verde, un mandil negro, enaguas y medias blancas caladas. Los vestidos más ricos llevan bordados con azabache en la falda y el mandil, y como concesión real, las mujeres de la capital pueden llevar cruzada sobre el traje una banda dorada en recuerdo de la heroica defensa que hicieron de la ciudad frente a las tropas del Duque de Lancaster en ausencia de los hombres.
Estos elementos experimentan variaciones dependiendo de la localidad y de la ocasión (no es igual el traje de gala que el de trabajo); pero el cambio es radical cuando hablamos de los danzantes, presentes en buena parte de las fiestas y romerías populares. Entonces son los hombres los que se visten con trajes blancos, con faldas y enaguas almidonadas y una profusión de cintas de colores para ejecutar las danzas típicas en honor del patrón o la patrona del pueblo, como la Danza de la Pata y el Recuadro en la Vega de Saldaña, el Baile de la Cobata en Baltanás, la Jota de Cisneros o la Redondilla de Frechilla, cuyo origen se remonta hasta la época celtibérica.
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La indumentaria tradicional parte de la habitual en el siglo XVIII, con algunos elementos medievales y renacentistas. Camisa blanca, chaleco y sombrero negros, pantalón marrón y un fajín rojo visten al hombre. Para la mujer, un corpiño de terciopelo negro, una sobrefalda de paño rojo, amarillo o verde, un mandil negro, enaguas y medias blancas caladas. Los vestidos más ricos llevan bordados con azabache en la falda y el mandil, y como concesión real, las mujeres de la capital pueden llevar cruzada sobre el traje una banda dorada en recuerdo de la heroica defensa que hicieron de la ciudad frente a las tropas del Duque de Lancaster en ausencia de los hombres.
Estos elementos experimentan variaciones dependiendo de la localidad y de la ocasión (no es igual el traje de gala que el de trabajo); pero el cambio es radical cuando hablamos de los danzantes, presentes en buena parte de las fiestas y romerías populares. Entonces son los hombres los que se visten con trajes blancos, con faldas y enaguas almidonadas y una profusión de cintas de colores para ejecutar las danzas típicas en honor del patrón o la patrona del pueblo, como la Danza de la Pata y el Recuadro en la Vega de Saldaña, el Baile de la Cobata en Baltanás, la Jota de Cisneros o la Redondilla de Frechilla, cuyo origen se remonta hasta la época celtibérica.