ORIGEN DE LA BANDA DORADA DEL VESTIDO REGIONAL
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Un episodio de relieve histórico muy apreciado por los palentinos se registra en el reinado de don Juan I (1388). En él se consagra el heroísmo y abnegación de sus mujeres. El Duque de Lancáster, por el hecho de estar casado con Constanza, hija de don Pedro y María de Padilla, se consideraba como rey de Castilla y con ayuda del rey portugués penetró por Galicia con intención de conquistar estos reinos y de apoderarse de Palencia en un momento en que sus hombres de aras estaban ausentes, estando únicamente dentro del recinto amurallado sus mujeres, niños y ancianos. Las mujeres, con heroica decisión, se aprestaron a la defensa y ocuparon los puestos de combate, con tal denuedo, que lograron hacer desistir al invasor de su intento de apoderarse de la ciudad. Esta hazaña de las mujeres palentinas fue recompensada por el rey Juan I, que dio a las dueñas de esta ciudad el privilegio de usar bandas de oro encima de los tocados y ropas, privilegio exclusivo, hasta entonces, de los caballeros. Esta costumbre ha quedado y aún perdura en el traje regional palentino.
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Un episodio de relieve histórico muy apreciado por los palentinos se registra en el reinado de don Juan I (1388). En él se consagra el heroísmo y abnegación de sus mujeres. El Duque de Lancáster, por el hecho de estar casado con Constanza, hija de don Pedro y María de Padilla, se consideraba como rey de Castilla y con ayuda del rey portugués penetró por Galicia con intención de conquistar estos reinos y de apoderarse de Palencia en un momento en que sus hombres de aras estaban ausentes, estando únicamente dentro del recinto amurallado sus mujeres, niños y ancianos. Las mujeres, con heroica decisión, se aprestaron a la defensa y ocuparon los puestos de combate, con tal denuedo, que lograron hacer desistir al invasor de su intento de apoderarse de la ciudad. Esta hazaña de las mujeres palentinas fue recompensada por el rey Juan I, que dio a las dueñas de esta ciudad el privilegio de usar bandas de oro encima de los tocados y ropas, privilegio exclusivo, hasta entonces, de los caballeros. Esta costumbre ha quedado y aún perdura en el traje regional palentino.