UN SALUDO A BEATRIZ Y DORA
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Hoy en mi ciudad es festivo y aprovecho para enviar un saludo a Beatiz y su hermana, que reconozco en esta fotografía; con la esperanza de que su hijo el forero Pedro que también disfruta de fiesta, entre en el foro en cualquier momento y se lo trasmita.
Quiero explicaros, como si se tratara del juego "las diferencias de las dos viñetas"; las que yo encuentro, en lo que me deja ver esta imagen actual y la que yo viví, que con cariño guardo en mí memoria.
Una= el zócalo de la pared. Dos= la ventana cercana a Beatriz no existía. Tres= la reja de la primera ventana. Cuatro=las puertas (hoy bar) eran de color marrón oscuro, ciegas, era un almacen cerrado y no tenía ventana. Cinco=El suelo sin asfalto con gran desnivel en medio de la calle y una cloaca que recogía las aguas del temporal, para que la plaza no se inundara. Seis= ¡no me olvido! el asiento de piedra que había al pié de la ventana con rejas; sus esquinas estaban redondeadas de tanto roce que sufrió, infinidad de veces nos hemos sentado, saltado y subido a ella y asomado a la ventana de la Sra Elena. ¿Me dejo alguna?... ¡Dímelo!
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Hoy en mi ciudad es festivo y aprovecho para enviar un saludo a Beatiz y su hermana, que reconozco en esta fotografía; con la esperanza de que su hijo el forero Pedro que también disfruta de fiesta, entre en el foro en cualquier momento y se lo trasmita.
Quiero explicaros, como si se tratara del juego "las diferencias de las dos viñetas"; las que yo encuentro, en lo que me deja ver esta imagen actual y la que yo viví, que con cariño guardo en mí memoria.
Una= el zócalo de la pared. Dos= la ventana cercana a Beatriz no existía. Tres= la reja de la primera ventana. Cuatro=las puertas (hoy bar) eran de color marrón oscuro, ciegas, era un almacen cerrado y no tenía ventana. Cinco=El suelo sin asfalto con gran desnivel en medio de la calle y una cloaca que recogía las aguas del temporal, para que la plaza no se inundara. Seis= ¡no me olvido! el asiento de piedra que había al pié de la ventana con rejas; sus esquinas estaban redondeadas de tanto roce que sufrió, infinidad de veces nos hemos sentado, saltado y subido a ella y asomado a la ventana de la Sra Elena. ¿Me dejo alguna?... ¡Dímelo!