El nogal es más viejo que el valle,
más viejo que todas las casas del pueblo;
tiene un tronco de fósil gigante
y unas raíces que arañan el suelo
y unos brazos nervudos al aire
que se abren inmensos.
Y una verde copa que aún hace requiebros
a la primavera
y se adorna de flor y de frutos
al igual que en sus años primeros.
El nogal ya no sabe de años
está fuera en la cuenta del tiempo;
se ha perdido en los siglos la hora
de su nacimiento.
Nadie vino a contarle al nogal centenario
radiantes leyendas de amor y de ensueño
con cautivas princesas dolientes
y esforzados príncipes de rubios cabellos,
ni tragedias de amor y de sangre,
ni medrosos cuentos
de aquelarre y brujas,
ni la historia brava del bravo guerrero.
Han tejido su vida tranquila
como un lugareño,
Preguntadle al nogal, sin embargo,
por la moza más guapa del pueblo,
por aquellas galas que lució una novia
hace... ¡tanto tiempo!.
El sabía del mozo más recio,
del hombre más santo,
de todos aquellos
que en su torno alumbraron sus vidas
y al amor de su sombra murieron.
Os dirá de mil cuitas de amores
y furtivos besos,
de pequeñas rencillas de aldea
por las linde de fincas y predios,
y de como se ara, se siega y se trilla
y de como se habla, se piensa en labriego.
El nogal es el mudo testigo de toda
la vida de un pueblo.
******************************
Esta poesía que le viene al nogal de mi abuela como "anillo al dedo" la encontré en el blog de Ramón Rgez. Cantón, creador de la revista Fontibre
más viejo que todas las casas del pueblo;
tiene un tronco de fósil gigante
y unas raíces que arañan el suelo
y unos brazos nervudos al aire
que se abren inmensos.
Y una verde copa que aún hace requiebros
a la primavera
y se adorna de flor y de frutos
al igual que en sus años primeros.
El nogal ya no sabe de años
está fuera en la cuenta del tiempo;
se ha perdido en los siglos la hora
de su nacimiento.
Nadie vino a contarle al nogal centenario
radiantes leyendas de amor y de ensueño
con cautivas princesas dolientes
y esforzados príncipes de rubios cabellos,
ni tragedias de amor y de sangre,
ni medrosos cuentos
de aquelarre y brujas,
ni la historia brava del bravo guerrero.
Han tejido su vida tranquila
como un lugareño,
Preguntadle al nogal, sin embargo,
por la moza más guapa del pueblo,
por aquellas galas que lució una novia
hace... ¡tanto tiempo!.
El sabía del mozo más recio,
del hombre más santo,
de todos aquellos
que en su torno alumbraron sus vidas
y al amor de su sombra murieron.
Os dirá de mil cuitas de amores
y furtivos besos,
de pequeñas rencillas de aldea
por las linde de fincas y predios,
y de como se ara, se siega y se trilla
y de como se habla, se piensa en labriego.
El nogal es el mudo testigo de toda
la vida de un pueblo.
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Esta poesía que le viene al nogal de mi abuela como "anillo al dedo" la encontré en el blog de Ramón Rgez. Cantón, creador de la revista Fontibre