CRÓNICAS DE UN PUEBLO
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Este sería el último uniforme de "los grises" (como eran conocidos en el lenguaje callejero) y pagados de su sueldo, como lo fue el título de "Don" cuando salían de la academia.
F. Franco había muerto, y ya con el Sr. A. Suarez como presidente, en este Cuerpo se empezaba a notar cambios; en verano se les veía en camisa de manga corta, sin corbata, y sin gorra, aunque su sueldo seguía siendo el mismo.
Franco instauró la Seguridad Social, concediendo con ello unos derechos a los españoles asalariados, y unos deberes a los empresarios (que alguno no cumplía); mientras los funcionarios trabajadores dependientes del propio Estado estaban exentos de estos derechos, cosa que yo no llegué a vivir o mejor dicho a padecer, porque cuando yo entro en el gremio en estos asuntos habían cambiado mucho.
Este comentario lo titulo "Crónicas de un pueblo" que a muchos les recordará un programa de televisión que tiempos atrás emitió T. V. E. y cuyo autor, se recreaba en las historias y vivencias de cualquier pueblo español.
Yo era muy jovencita, y aunque años lejos del pueblo, este programa me hacía retornar a la infancia porque había personajes que creaban situaciones que yo había vivido, asta tal extremo, que parecía ser la vida de aquel Sotobañado, pero mi juicio era ya otro.
Haciendo uso del más riguroso lenguaje de Cervantes, se puede decir que en todos los pueblos al igual que en el ficticio de la serie nunca falta: El cura, el médico, el maestro, el veterinario (como medio rural), y algún que otro, a los cuales para nombrarles se anteponía el Don a sus nombres y a los de sus conyugues, el alcalde, el aguacil, la puta, el putero, el tonto, y entre los primeros el que cortaba el bacalao.
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Este sería el último uniforme de "los grises" (como eran conocidos en el lenguaje callejero) y pagados de su sueldo, como lo fue el título de "Don" cuando salían de la academia.
F. Franco había muerto, y ya con el Sr. A. Suarez como presidente, en este Cuerpo se empezaba a notar cambios; en verano se les veía en camisa de manga corta, sin corbata, y sin gorra, aunque su sueldo seguía siendo el mismo.
Franco instauró la Seguridad Social, concediendo con ello unos derechos a los españoles asalariados, y unos deberes a los empresarios (que alguno no cumplía); mientras los funcionarios trabajadores dependientes del propio Estado estaban exentos de estos derechos, cosa que yo no llegué a vivir o mejor dicho a padecer, porque cuando yo entro en el gremio en estos asuntos habían cambiado mucho.
Este comentario lo titulo "Crónicas de un pueblo" que a muchos les recordará un programa de televisión que tiempos atrás emitió T. V. E. y cuyo autor, se recreaba en las historias y vivencias de cualquier pueblo español.
Yo era muy jovencita, y aunque años lejos del pueblo, este programa me hacía retornar a la infancia porque había personajes que creaban situaciones que yo había vivido, asta tal extremo, que parecía ser la vida de aquel Sotobañado, pero mi juicio era ya otro.
Haciendo uso del más riguroso lenguaje de Cervantes, se puede decir que en todos los pueblos al igual que en el ficticio de la serie nunca falta: El cura, el médico, el maestro, el veterinario (como medio rural), y algún que otro, a los cuales para nombrarles se anteponía el Don a sus nombres y a los de sus conyugues, el alcalde, el aguacil, la puta, el putero, el tonto, y entre los primeros el que cortaba el bacalao.