ESPAÑA CUNA DEL BOTIJO
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En esta fotografía se puede observar muy bien la imagen de un usado botijo, de forma y color más frecuentemente usado; habiéndoles también con otra forma y color.
El botijo, objeto típico de la cultura española es un invento que hoy en día casi nadie usa. Pero hubo una época no muy lejana, en que este tipo de vasija era de uso común en todos los hogares, diseñado para beber agua manteniéndola gresca. Vasija de cuerpo esferoide, un asa en la parte superior, y con dos orificios uno más ancho que otro. Por lo general se llama boca al más ancho por el que se llena y pitorro al otro que produce un pequeño chorrillo, ideal para beber sin demasiado desperdicio.
Para que el botijo sea eficaz en el enfriamiento del agua, tiene que estar hecho de arcilla muy porosa y no estar vidriado. En verano te ofrecía el placer de saciar tu sed, humedecer tu reseca garganta, o refrescar tu sudoroso rostro, con un chorro de agua fresquita.
En la época de la España estigmatizada por una imagen de subdesarrollo, cuya plasmación tomaba la forma de diferentes iconos: la boina, el refajo, el burro... y el botijo.
La decadencia del uso se inicia en la segunda mitad del siglo XX con la aparición de los frigoríficos domésticos. En España, donde su uso ha sido tradicional, se sigue manteniendo como elemento ornamental.
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En esta fotografía se puede observar muy bien la imagen de un usado botijo, de forma y color más frecuentemente usado; habiéndoles también con otra forma y color.
El botijo, objeto típico de la cultura española es un invento que hoy en día casi nadie usa. Pero hubo una época no muy lejana, en que este tipo de vasija era de uso común en todos los hogares, diseñado para beber agua manteniéndola gresca. Vasija de cuerpo esferoide, un asa en la parte superior, y con dos orificios uno más ancho que otro. Por lo general se llama boca al más ancho por el que se llena y pitorro al otro que produce un pequeño chorrillo, ideal para beber sin demasiado desperdicio.
Para que el botijo sea eficaz en el enfriamiento del agua, tiene que estar hecho de arcilla muy porosa y no estar vidriado. En verano te ofrecía el placer de saciar tu sed, humedecer tu reseca garganta, o refrescar tu sudoroso rostro, con un chorro de agua fresquita.
En la época de la España estigmatizada por una imagen de subdesarrollo, cuya plasmación tomaba la forma de diferentes iconos: la boina, el refajo, el burro... y el botijo.
La decadencia del uso se inicia en la segunda mitad del siglo XX con la aparición de los frigoríficos domésticos. En España, donde su uso ha sido tradicional, se sigue manteniendo como elemento ornamental.