TIEMPOS DEL VELO Y EL RECLINATORIO
<0><0><0><0><0>0<0><0><0><0><
La imagen del reclinatorio, nos lleva a rememorar su histórica existencia, y su uso lo que le rodeaba en su entorno.
Era la época en que el cura celebraba la misa de espaldas y en latín.
En Sotobañado como en otros pueblos de la provincia, existía la norma de que cada familia (mediante pago) tenía su sepultura (lugar destinado para colocar su particular reclinatorio) para asistir a la misa y demás culto de iglesia.
Los reclinatorios estaban colocados en la parte delantera y centro del recinto; de uso exclusivo para féminas. Los hombres tenían bancos, situados en la parte final, justo debajo del coro. Ellos durante la misa permanecían de pié con la gorra entre las manos, (cabeza descubierta) mostrando su rostro renegrido y la frente blanquecina por estar siempre cubierta por la gorra.
Como norma, al entrar en la iglesia lo primero que se hacía... acercarse a la pila del agua bendita, donde con sus dedos mojados se santiguaban con gesto rápido, y hacer una extraña contorsión a modo de genuflexión antes de situarse en el lugar destinado; las mujeres ante su reclinatorio, al que iban dando la vuelta en función de lo que tocase, estar de rodillas o sentadas.
Recuerdo los distintas clases de velos que las mujeres llevaban cubriendo sus cabezas para entrar en la iglesia: de pico, redondos, rectangulares, bordados sobre tul y de color negro.
La que se olvidaba del dichoso velo, en su defecto, tenía que recurrir a ponerse sobre la cabeza el pañuelo de bolsillo "el moquero", si no quería que le invitasen a salir del templo.
<0><0><0><0><0>0<0><0><0><0><
La imagen del reclinatorio, nos lleva a rememorar su histórica existencia, y su uso lo que le rodeaba en su entorno.
Era la época en que el cura celebraba la misa de espaldas y en latín.
En Sotobañado como en otros pueblos de la provincia, existía la norma de que cada familia (mediante pago) tenía su sepultura (lugar destinado para colocar su particular reclinatorio) para asistir a la misa y demás culto de iglesia.
Los reclinatorios estaban colocados en la parte delantera y centro del recinto; de uso exclusivo para féminas. Los hombres tenían bancos, situados en la parte final, justo debajo del coro. Ellos durante la misa permanecían de pié con la gorra entre las manos, (cabeza descubierta) mostrando su rostro renegrido y la frente blanquecina por estar siempre cubierta por la gorra.
Como norma, al entrar en la iglesia lo primero que se hacía... acercarse a la pila del agua bendita, donde con sus dedos mojados se santiguaban con gesto rápido, y hacer una extraña contorsión a modo de genuflexión antes de situarse en el lugar destinado; las mujeres ante su reclinatorio, al que iban dando la vuelta en función de lo que tocase, estar de rodillas o sentadas.
Recuerdo los distintas clases de velos que las mujeres llevaban cubriendo sus cabezas para entrar en la iglesia: de pico, redondos, rectangulares, bordados sobre tul y de color negro.
La que se olvidaba del dichoso velo, en su defecto, tenía que recurrir a ponerse sobre la cabeza el pañuelo de bolsillo "el moquero", si no quería que le invitasen a salir del templo.