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Emilia nos comenta que tiene una imagen de la Virgen en estatua de escayola, la cual compró a un "charlatán". De todo lo dicho en su correo, me quedo con la palabra charlatán que es la que me lleva a escavar en la memoria.
Hemos recordado aquí, a personas que vivían de la venta ambulante, algunos de ellos habitantes de Sotobañado. Al mencionarlo Emilia, me doy cuenta que este valioso recuerdo, el olvido lo había fosilizado y que al ser rescatado, cobra vida y nos hace descubrir claves y matices, acerca de nuestra experiencia vital, de este pintoresco personaje como es el de "charlatan".
Con este nombre era conocido el comerciante que ambulante de pueblo en pueblo anunciaba su mercancía, hablando mucho y a voces de forma especial, capaces de convencer a muchos de que únicamente él está en posesión de la verdad absoluta.
En mi memoria aparece... la estampa de un señor subido en la caja de un pequeño camión con un lateral bajado para dejar ver toda su mercancía.
Reunía a hombres y mujeres como si de un espectáculo se tratara. Primero ofrecía un artículo al que marcaba un precio, que iban bajando con su peculiar estilo: ¡Y este reloj chapado en oro que vale veinte duros, no será ni por diez duros, ni por cinco duros! ¡Os lo dejo por diez pesetas!, ¡diez pesetas!, pero además y de regalo un mechero con una bolsita añadida con cien piedras de mechero! ¡Todo por diez pesetas! ¿Quién quiere el lote? A la una, a las dos… ¡Para Vd. caballero que ha levantado la mano, todo por diez pesetas y además y también de regalo: ¡una peineta para su señora!.
Esta era la peculiar forma con que actuaban los charlatanes que como mago de la palabra, creaba espejos usando aprendidos conocimientos.
Hemos recordado aquí, a personas que vivían de la venta ambulante, algunos de ellos habitantes de Sotobañado. Al mencionarlo Emilia, me doy cuenta que este valioso recuerdo, el olvido lo había fosilizado y que al ser rescatado, cobra vida y nos hace descubrir claves y matices, acerca de nuestra experiencia vital, de este pintoresco personaje como es el de "charlatan".
Con este nombre era conocido el comerciante que ambulante de pueblo en pueblo anunciaba su mercancía, hablando mucho y a voces de forma especial, capaces de convencer a muchos de que únicamente él está en posesión de la verdad absoluta.
En mi memoria aparece... la estampa de un señor subido en la caja de un pequeño camión con un lateral bajado para dejar ver toda su mercancía.
Reunía a hombres y mujeres como si de un espectáculo se tratara. Primero ofrecía un artículo al que marcaba un precio, que iban bajando con su peculiar estilo: ¡Y este reloj chapado en oro que vale veinte duros, no será ni por diez duros, ni por cinco duros! ¡Os lo dejo por diez pesetas!, ¡diez pesetas!, pero además y de regalo un mechero con una bolsita añadida con cien piedras de mechero! ¡Todo por diez pesetas! ¿Quién quiere el lote? A la una, a las dos… ¡Para Vd. caballero que ha levantado la mano, todo por diez pesetas y además y también de regalo: ¡una peineta para su señora!.
Esta era la peculiar forma con que actuaban los charlatanes que como mago de la palabra, creaba espejos usando aprendidos conocimientos.
