EN VERANO LOS PUEBLOS SE LLENAN DE VIDA
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En Sotobañado como en multitud de pueblos de toda la geografía española, en verano el número de habitantes se dobla o hasta se triplica. En este foro la información que consta es de 121 habitante, sin indicar cuantas casas son habitadas por estos; quizás en invierno haya tantas viviendas abiertas como cerradas, cuyos dueños son ex vecinos que por la misma razón todos se vieron obligados mayoritariamente en los años 60 y 70 a emigrar a otras regiones donde encontraron la forma de desarrollar una vida mejor. Sin embargo, su ayuntamiento gira los recibos de agua que se abonan puntualmente.
La explicación es que hay muchas casas vacías, pero sus propietarios no dan de baja el servicio. Se trata de vecinos que residen en Madrid, Cataluña, País Vasco o Valencia pero cada año acuden varias veces al pueblo, sobre todo en los meses de julio y agosto. Son los "emigrantes", hombres y mujeres que, a pesar del tiempo transcurrido desde su marcha, siguen llenando decenas de pueblos de la provincia todos los veranos; una cuestión que parece haberse acentuado los últimos años con sus descendientes de segunda y tercera generación. Tal vez la rebaja del poder adquisitivo de la gente, como consecuencia de la crisis, ha obligado a muchos a echar la vista atrás y buscar la tranquilidad del pueblo, donde la nostalgia o el vínculo familiar se mezclan con que todo resulta mucho más barato.
El caso es que esta circunstancia, sumada al turismo de interior sacan del letargo a los pueblos, haciendo que en verano tengan vida, lo que supone en la práctica agrandar los ingresos económicos que recibe la localidad, por lo cual, se tiene que estar a ellos agradecido.
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En Sotobañado como en multitud de pueblos de toda la geografía española, en verano el número de habitantes se dobla o hasta se triplica. En este foro la información que consta es de 121 habitante, sin indicar cuantas casas son habitadas por estos; quizás en invierno haya tantas viviendas abiertas como cerradas, cuyos dueños son ex vecinos que por la misma razón todos se vieron obligados mayoritariamente en los años 60 y 70 a emigrar a otras regiones donde encontraron la forma de desarrollar una vida mejor. Sin embargo, su ayuntamiento gira los recibos de agua que se abonan puntualmente.
La explicación es que hay muchas casas vacías, pero sus propietarios no dan de baja el servicio. Se trata de vecinos que residen en Madrid, Cataluña, País Vasco o Valencia pero cada año acuden varias veces al pueblo, sobre todo en los meses de julio y agosto. Son los "emigrantes", hombres y mujeres que, a pesar del tiempo transcurrido desde su marcha, siguen llenando decenas de pueblos de la provincia todos los veranos; una cuestión que parece haberse acentuado los últimos años con sus descendientes de segunda y tercera generación. Tal vez la rebaja del poder adquisitivo de la gente, como consecuencia de la crisis, ha obligado a muchos a echar la vista atrás y buscar la tranquilidad del pueblo, donde la nostalgia o el vínculo familiar se mezclan con que todo resulta mucho más barato.
El caso es que esta circunstancia, sumada al turismo de interior sacan del letargo a los pueblos, haciendo que en verano tengan vida, lo que supone en la práctica agrandar los ingresos económicos que recibe la localidad, por lo cual, se tiene que estar a ellos agradecido.