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AQUELLA LECHE EN POLVO Y EL QUESO AMARILLO
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En un pueblo como Sotobañado y municipios de la provincia, con similares economías maltrechas. En los años 60 el envío de la leche en polvo y el queso que los
americanos nos enviaron, no fue regalado. A cambio exigieron colocar sus bases militares donde les pareció el lugar más estratégico.
No se si a España este intercambio le fue o no favorable. Si que recuerdo, que los alimentos al pueblo llano le vinieron la mar de bien. Cuando la leche se decidió repartirla en polvo, para que fueran las familias las que decidieran la forma y manera de consumirlas, tuvimos la oportunidad de comer natillas, sopas de leche,
flan o arroz con leche; ¡todo un lujo en aquellos tiempos!.
Como debía de estar de maltrecha la economía que ninguna familia renunció a percibirlo. Aún así estas huchas, estaban colocadas en la mesa de la maestra como si
fueran un objeto que entraba dentro de la decoración.
Fueron colocadas por el clero en todas las escuelas, diría yo que hasta en las privadas, con el fin de recoger dinero para "la conversión de indios y negritos", nativos de tierras americanas conquistadas por los españoles. Esto era una incoherencia mayúscula, como tenían la poca vergüenza de pedir limosnas, al mismo pueblo que recibe ayuda en alimento por la necesidad que padece.
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En un pueblo como Sotobañado y municipios de la provincia, con similares economías maltrechas. En los años 60 el envío de la leche en polvo y el queso que los
americanos nos enviaron, no fue regalado. A cambio exigieron colocar sus bases militares donde les pareció el lugar más estratégico.
No se si a España este intercambio le fue o no favorable. Si que recuerdo, que los alimentos al pueblo llano le vinieron la mar de bien. Cuando la leche se decidió repartirla en polvo, para que fueran las familias las que decidieran la forma y manera de consumirlas, tuvimos la oportunidad de comer natillas, sopas de leche,
flan o arroz con leche; ¡todo un lujo en aquellos tiempos!.
Como debía de estar de maltrecha la economía que ninguna familia renunció a percibirlo. Aún así estas huchas, estaban colocadas en la mesa de la maestra como si
fueran un objeto que entraba dentro de la decoración.
Fueron colocadas por el clero en todas las escuelas, diría yo que hasta en las privadas, con el fin de recoger dinero para "la conversión de indios y negritos", nativos de tierras americanas conquistadas por los españoles. Esto era una incoherencia mayúscula, como tenían la poca vergüenza de pedir limosnas, al mismo pueblo que recibe ayuda en alimento por la necesidad que padece.