RECUERDOS QUE CRECIERON CONMIGO
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Como una niña más que nació y vivió la mayor parte de su infancia en Sotobañado cuando la enseñanza de la religión en las escuelas era obligatoria más la catequesis que impartía el cura en la iglesia por la tarde durante el curso, (unos días a la semana) antes de comenzar el rosario. Esto unido al beneplácito de los padres te crees a pies juntillas todo lo que te dicen por mucho milagro que haya por medio, no había lugar para las dudas. Todo es cuestión de fe y en aquellos años el ser agnóstico o ateo estaba muy mal visto y de otra religión no podías ser. Por esta regla de tres todos los españoles éramos católicos, lo mismo que de haber nacido en un país árabe sería musulmana.
Seguro que más de un adulto no "comulgaba" con todo lo que hiciese o dijese el cura de turno. (Solo de la duda puede salir la verdad) pero las parejas se casaban, bautizaban a los hijos y eran partidarios de que recibiesen el resto de sacramentos. Por tanto cuando las campanas volteadas tocaban a fiesta y celebración del domingo, todo el pueblo se congregaba en la iglesia antes de que el eco de la campana se escuchara tres veces seguidas, era la manera de anunciar que la misa daba comienzo.
La mayoría procuraban estar a la hora como manda la educación cuando voluntariamente asistes a un acto comunitario de la índole que sea. Más tratándose de un acto religioso que exige recogimiento si tienes fe ciega. Aún así, siempre abundaba la gente de pie junto a la pila de agua bendita que estaba en la entrada, porque habían llegado comenzada la ceremonia.
Entonces no había bancos nada más que para los hombres y niños, las mujeres tenían su propio reclinatorio colocados cada uno en su exclusivo lugar. Así con reclinatorios y un pasillo central sería como yo describiría la iglesia de Sotobañado porque fue la que yo viví, aunque la haya visto con bancos.
Al hilo de lo anteriormente narrado en mi recuerdo persiste, la imagen de una señora de nombre Josefina que vivía en la misma calle que yo, un poco más hacia las eras. Ella era la única mujer en la familia formada por su padre muy mayor y dos de sus hermanos todos ellos solterones, la soltería entonces tenía fecha de caducidad. Con ellos convivía una chica joven emplada que realizaba todo tipo de trabajos tanto de la casa como del campo. Esto lo digo para que se tenga en cuenta que no había niños por medio con preferencia para atender, ni que era una sola mujer para llevar una casa. Sin embargo era una señora de las que siempre llegaba tarde a misa, padecía un tic nervioso motivo por lo que movía mucho la cabeza pero a pesar de todo, ella se dirigía por todo el pasillo hasta su reclinatorio que, nada menos estaba colocado en primera línea junto al altar. Como podéis ver ¡justo para que nadie se enterara!
Estas cosas no se si son típicas de pueblo. Un verano que pasé unos días en Herrera (con mis añitos a cuestas) para una vez que se me ocurrió entrar en la ermita por curiosidad (soy agnóstica) viví un caso parecido; yo entro comenzada la ceremonia y me quedo a la puerta, me quiero marchar y no lo hago por temor a herir los sentimiento de los demás (aguanté hasta el final). Al poco tiempo apareció una señora vestida con traje de ceremonia, enjoyada y con gafas de sol; ésta ni corta ni perezosa con las gafas de sol puestas, hizo su particular paseíllo hasta el altar. ¡Toma torera!
El pasado nunca se va, le gusta esconderse en los recuerdos, en los sueños, en la vida. Esto forma parte ya como un particular recuerdo de la retina de mis ojos, que aflora de cuando en cuando a pesar de los años que han pasado.
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Como una niña más que nació y vivió la mayor parte de su infancia en Sotobañado cuando la enseñanza de la religión en las escuelas era obligatoria más la catequesis que impartía el cura en la iglesia por la tarde durante el curso, (unos días a la semana) antes de comenzar el rosario. Esto unido al beneplácito de los padres te crees a pies juntillas todo lo que te dicen por mucho milagro que haya por medio, no había lugar para las dudas. Todo es cuestión de fe y en aquellos años el ser agnóstico o ateo estaba muy mal visto y de otra religión no podías ser. Por esta regla de tres todos los españoles éramos católicos, lo mismo que de haber nacido en un país árabe sería musulmana.
Seguro que más de un adulto no "comulgaba" con todo lo que hiciese o dijese el cura de turno. (Solo de la duda puede salir la verdad) pero las parejas se casaban, bautizaban a los hijos y eran partidarios de que recibiesen el resto de sacramentos. Por tanto cuando las campanas volteadas tocaban a fiesta y celebración del domingo, todo el pueblo se congregaba en la iglesia antes de que el eco de la campana se escuchara tres veces seguidas, era la manera de anunciar que la misa daba comienzo.
La mayoría procuraban estar a la hora como manda la educación cuando voluntariamente asistes a un acto comunitario de la índole que sea. Más tratándose de un acto religioso que exige recogimiento si tienes fe ciega. Aún así, siempre abundaba la gente de pie junto a la pila de agua bendita que estaba en la entrada, porque habían llegado comenzada la ceremonia.
Entonces no había bancos nada más que para los hombres y niños, las mujeres tenían su propio reclinatorio colocados cada uno en su exclusivo lugar. Así con reclinatorios y un pasillo central sería como yo describiría la iglesia de Sotobañado porque fue la que yo viví, aunque la haya visto con bancos.
Al hilo de lo anteriormente narrado en mi recuerdo persiste, la imagen de una señora de nombre Josefina que vivía en la misma calle que yo, un poco más hacia las eras. Ella era la única mujer en la familia formada por su padre muy mayor y dos de sus hermanos todos ellos solterones, la soltería entonces tenía fecha de caducidad. Con ellos convivía una chica joven emplada que realizaba todo tipo de trabajos tanto de la casa como del campo. Esto lo digo para que se tenga en cuenta que no había niños por medio con preferencia para atender, ni que era una sola mujer para llevar una casa. Sin embargo era una señora de las que siempre llegaba tarde a misa, padecía un tic nervioso motivo por lo que movía mucho la cabeza pero a pesar de todo, ella se dirigía por todo el pasillo hasta su reclinatorio que, nada menos estaba colocado en primera línea junto al altar. Como podéis ver ¡justo para que nadie se enterara!
Estas cosas no se si son típicas de pueblo. Un verano que pasé unos días en Herrera (con mis añitos a cuestas) para una vez que se me ocurrió entrar en la ermita por curiosidad (soy agnóstica) viví un caso parecido; yo entro comenzada la ceremonia y me quedo a la puerta, me quiero marchar y no lo hago por temor a herir los sentimiento de los demás (aguanté hasta el final). Al poco tiempo apareció una señora vestida con traje de ceremonia, enjoyada y con gafas de sol; ésta ni corta ni perezosa con las gafas de sol puestas, hizo su particular paseíllo hasta el altar. ¡Toma torera!
El pasado nunca se va, le gusta esconderse en los recuerdos, en los sueños, en la vida. Esto forma parte ya como un particular recuerdo de la retina de mis ojos, que aflora de cuando en cuando a pesar de los años que han pasado.
Que bien plasmas los acontecimientos y costumbres de aquellos tiempos. Asi de reales fueron, tal como lo cuentas y que tambien viví. Los reclinatorios, las señoritas pedantes y figuronas, los riquillos del pueblo que iban en las procesiones detras de los curas, etc. etc. Esto no solo ocurria en Sotobañado, sino, en la mayoria de los pueblos de Castillla la Vieja. Eran otros tiempos que no volveran.
Yo comienzo dando mi opinión con el comentario con el que tu finalizas. Si te refieres generalizando a la infancia o juventud que cada uno pudo o le tocó vivir, eso, imposible volver; las miserias que vive un pueblo impuestas por la mala praxis de los políticos espero que no. Sobre el resto... El estilo de vida son antes generacionales que locales y la práctica de la cultura tiene relación con la manera de disfrutar el tiempo de ocio. En las pequeñas ciudades, sobre todo de la norteña Castilla, han variado muy poco; en todas ellas las fiestas comienzan con la liturgia y el emperifollarse para asistir a ella sigue haciéndose igual o peor, porque hemos ganado más todos el tener acceso a la cultura.
Yo hago mención en mi relato, uno, vivido durante mi infancia en Sotobañado el otro vivido en Herrera que bien podrían ser treinta años después; edad suficiente para haber asimilado bien los modos y maneras en la que uno se debe comportar según el lugar o situación en que te encuentras
La sensación que yo me llevé (quizás errónea) entre lo vivido de niña y lejos de ser una niña, era... que el pasillo de la iglesia se utilizaba de pasarela para lucir el modelito o el poderío que ellas creían tener (todo menos devoción). En mi pobre opinión si vas a misa por creencia, puedes vestir todo lo elegante que quieras (la ostentación sobra) pero los modales y el saber estar es de señora.
El resto del día sea festivo o no habrá de vestir adecuadamente para lo que va a realizar. El que va a correr tendrá que llevar un atuendo diferente que uno que se va a pasar las horas sentado en un bar, por poner un ejemplo. Sobre los curas ya habrá ocasión de dar mi particular opinión.
Yo hago mención en mi relato, uno, vivido durante mi infancia en Sotobañado el otro vivido en Herrera que bien podrían ser treinta años después; edad suficiente para haber asimilado bien los modos y maneras en la que uno se debe comportar según el lugar o situación en que te encuentras
La sensación que yo me llevé (quizás errónea) entre lo vivido de niña y lejos de ser una niña, era... que el pasillo de la iglesia se utilizaba de pasarela para lucir el modelito o el poderío que ellas creían tener (todo menos devoción). En mi pobre opinión si vas a misa por creencia, puedes vestir todo lo elegante que quieras (la ostentación sobra) pero los modales y el saber estar es de señora.
El resto del día sea festivo o no habrá de vestir adecuadamente para lo que va a realizar. El que va a correr tendrá que llevar un atuendo diferente que uno que se va a pasar las horas sentado en un bar, por poner un ejemplo. Sobre los curas ya habrá ocasión de dar mi particular opinión.
yo me acuerdo de pequeña ir con mi abuela a misa sin desayunar para no romper el ayuno recuerdo a mi abuela siempre con falda larga negra camiseta negra moño pañuelo negro chal y alpargatas entonces desde chiquitillas nos enseñaban al recogimiento nada de moverse entonces don merenciano subía al púlpito decía la misa en latín de espalda a los feligreses ya cuando crecí había q ir de domingo ya q teníamos algunos vestidos no más de 3 los hombres se quedaban fuera viendo el desfile de niñas niños madres abuelas y por último los hombres yo recuerdo de procurar llegar de las primeras luego de las segundas para hacer el desfile q yo era muy denota pero también tuve la edad del pavo y del coqueteo eso si
Si Emilia, es verdad que durante muchos años la Iglesia exigía a los fieles estar en ayunas si querías comulgar (tomar el cuerpo de Cristo según nos enseñaron) Una gran preocupación para nuestras madres en la primera comunión de sus hijos. Estar vigilantes para que no se comiera nada antes de comulgar y se tuviera que aplazar su gran día. La Iglesia consideró conveniente separar el ágape de la Eucaristía. Aún cuando nacieran juntos se debe a que el Señor instituyó la Eucaristía en el marco del ágape de la Pascua judía en la Última Cena. ¿Como se puede entender que lo instituido por el mismo Jesucristo (Dios) pueda ser cambiado por un ser humano, fuese Apóstol, Santo, Obispo o Papa?. El rectificar algo, es la demostración de no estar convencido de lo originalmente fundado, nada menos que por Dios. Cuyo ser nos lo describen, justo, sabio y todo poderoso (omnipotente).
También el que siendo una niña cualquier persona mayor te llamaba la atención aunque no fuese familiar, si no estabas quieta. Yo recuerdo que mi mente se ausentaba fácilmente del lugar; por lo larga y pesadísima que era para mi la misa dominguera, por eso se me hacía más amena gracias a esas personas que llegaban tarde pero, se atrevían a hacer su particular paseíllo. ¡Difícil olvidar!
Mi abuela materna que fue la única que conocí, no iba de negro total (pequeños estampados blancos en fondo negro) pero el estilo el mismo que la tuya. Las zapatillas recuerdo que todo el año era el mismo tipo, suela de goma y paño negro. ¿Que con el uso diario el juanete o el dedo gordo les perforaba el paño? ellas con un zurcido o un apedazado lo solucionaban alargándoles otro tanto la vida. Ellas que tanta ropa de algodón zurcieron y apedazaron; pasaron por esta vida sin saber que..."el coser se iba a terminar". Porque en otros países más avanzados las fibras textiles ya existían.
También el que siendo una niña cualquier persona mayor te llamaba la atención aunque no fuese familiar, si no estabas quieta. Yo recuerdo que mi mente se ausentaba fácilmente del lugar; por lo larga y pesadísima que era para mi la misa dominguera, por eso se me hacía más amena gracias a esas personas que llegaban tarde pero, se atrevían a hacer su particular paseíllo. ¡Difícil olvidar!
Mi abuela materna que fue la única que conocí, no iba de negro total (pequeños estampados blancos en fondo negro) pero el estilo el mismo que la tuya. Las zapatillas recuerdo que todo el año era el mismo tipo, suela de goma y paño negro. ¿Que con el uso diario el juanete o el dedo gordo les perforaba el paño? ellas con un zurcido o un apedazado lo solucionaban alargándoles otro tanto la vida. Ellas que tanta ropa de algodón zurcieron y apedazaron; pasaron por esta vida sin saber que..."el coser se iba a terminar". Porque en otros países más avanzados las fibras textiles ya existían.