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SOTOBAÑADO Y PRIORATO: Veo que hay personas de Sotobañado que los conoces,...

REPRESIÓN REPUBLICANA Y FRANQUISTA
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Desde CNT Palencia recuperamos a fecha de hoy 5 de junio de 2018 este artículo del periódico local Diario Palentino de hace casi dos años en homenaje a esa lucha.
Local, JUSTICIA CON LAS ‘DOS’ ESPAÑAS. ALBERTO ABASCAL – domingo, 28 de junio de 2015
Localizados en los sótanos del Palacio de Justicia de Palencia 66 viejos expedientes que se abrieron al amparo de la Ley de Responsabilidades Políticas
Los sótanos del Palacio de Justicia de Palencia situado en la plaza Abilio Calderón siguen aportando sorpresas. Como si del hallazgo en un viejo desván se tratara 66 viejos expedientes abiertos (un antiguo registro localizado en los despachos de la Audiencia Provincial contabilizan varios cientos de anotaciones) al amparo de la antigua Ley de Responsabilidades Políticas han sido localizados cubiertos de humedad y polvo.
Rescatados del olvido, nos hemos adentrado en sus entresijos que recogen historias verdaderas de sus protagonistas que penaron en su día por el simple hecho de pertenecer al bando perdedor de la Guerra Civil española, si bien un significativo número de esos expedientes (once) explican situaciones personales relacionadas con la Revolución de Octubre de 1934 que tuvieron como escenario principal a Asturias y a la cuenca minera de Guardo y Barruelo de Santullán.
Los 66 expedientes, a los que ha tenido acceso Diario Palentino, fueron instruidos por Manuel Grande Covián, del Juzgado Instructor de Palencia dependiente del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Valladolid. Antes de adentrarnos en los casos más singulares hay que puntualizar que la Ley de Responsabilidades Políticas tenía como principal objetivo «liquidar las culpas» de quienes fueron responsables de la guerra («conspiración roja») o se alzaron en contra de la política y el movimiento franquista. Entre ellos destacan los republicanos, los integrantes y partidarios de los partidos políticos de izquierda y los sindicatos obreros.
El Tribunal encargado de juzgar cada caso estaba integrado por representantes del Ejército, de la Magistratura, de la Falange y de las J. O. N. S. El conjunto sería denominado como Movimiento Nacional.
De manera más sucinta, a través del artículo primero de esta ley los expedientados estaban acusados de atentar contra el movimiento franquista. De este modo, se culpaba a todas las personas que entre el 1 de octubre de 1934 (Revolución de Octubre) y el 18 de julio de 1936 (inicio del Alzamiento) contribuyeron a la defensa de la República, y a aquellas que a partir de ese momento se opusieron al Movimiento Nacional. Las consecuencias que derivarían de esta situación en la gran mayoría de las ocasiones era la pérdida de todos sus derechos y bienes.
El 13 de abril de 1945, el Ministerio de Justicia publicó un decreto que declaró extinguidos los procedimientos de Responsabilidades Civiles y Políticas y los tribunales creados para su aplicación, al considerar cumplida su misión. Creó la Comisión Liquidadora de Responsabilidades Políticas para resolver los casos pendientes y los recursos presentados contra las sentencias sancionadoras. Buena parte de los recursos fueron sobreseídos o indultados, y los bienes y el dinero incautados fueron devueltos en las décadas posteriores, por un importe equivalente al que tenían en las fechas de incautación, lo que representaba una fuerte desvalorización.
Adentrándonos ya en los casos concretos hallados en los sótanos del Palacio de Justicia de Palencia sobresale de manera especial el expediente 2.194 (año 1940) referente a un vecino de Villada, Francisco Capellán Serrano, de 29 años y productor, que fue ejecutado por sentencia de pena de muerte y que pese a que físicamente ya no existía fue multado con 600 pesetas de las de entonces, multa que debía hacer frente «sus herederos si los hubiera».
El vecino de Baltanás, Juan Espina Pérez (expediente 52/1938), fue condenado inicialmente a la pena de muerte al ser considerado como «marxista y peligroso formador de milicias».
A modo de curiosidad, en el expediente aparece un informe (30 de enero de 1939) firmado por el párroco de la localidad, Cástulo Gutiérrez, en el que detalla que este hombre «era uno de los dirigentes marxistas y que estaba afiliado a la Casa del Pueblo». Otros tres vecinos de Baltanás, Eloy García Carranza, jornalero de 23 años; José Obispo Cantera, obrero de 23 años; y Gregorio Carranza Carranza, obrero de 26 años, fueron condenados (expediente 5.183/1941) a 12 años de reclusión y 400 pesetas de multa para cada uno por «oponerse al Alzamiento con armas». El hecho de participar activamente en política o en el movimiento sindical fue duramente castigado. Así, Antolín Susilla Terán, de 35 años, labrador y vecino de Báscones de Valdivia, fue condenado (expediente 5.171/1941) a la pena de 30 años de prisión y 500 pesetas de multa por el hecho de haber participado como interventor en las elecciones de 1936.
De igual forma, Lucinio Fernández Peña, de 25 años, hortelano y vecino de Herrera de Pisuerga, fue multado con 50 pesetas «por asistir a manifestaciones convocadas por el PSOE» (expediente 1.445/1941).
Ceferino Iglesias Pérez (exp. 1.782/1940), minero de 27 años y vecino de Matamorisca, no recibió multa al no poseer bienes pese a ser condenado a 6 años de cárcel y 750 pesetas de multa por proporcionar armas a los vecinos.
Los expedientes se acumulan con desigual fortuna para los «acusados», como «el arrepentido» Siro Treceño Ladrón de Guevara, de 30 años, que fue denunciado por el jefe local de la FET y de las JONS de Buenavista de Valdavia «por su significación marxista», pero que tras servir como cabo en el Ejército Nacional sólo fue multado con 100 pesetas (expediente 144/1939) al calificar sus hechos como «menos graves».
Yo solo he copiado retazos del artículo, que he creído de más interés para el municipio de Sotobañado sin que lo copiado perdiera sentido. El que esté interesado en leerlo íntegramente,
lo puede encontrar por Google, escribiendo: CONDENADOS Y MULTADOS POR PERTENECER A LA CONSPIRACIÓN ROJA.

En los días de estío que por la tarde salía el cierzo, las crías nos solíamos remansar al sol, en la puerta del zapatero remendón que era mudo. Nos pasábamos la tarde sentadas jugando a los alfileres, o contando cuentos e histórias a medias verdades, siempre terroríficas que según se iba echando encima la noche, con más facilidad nos introducíamos en el papel de la víctima; donde siempre se recordaba al "saca mantecas" y fantasmas, que con más facilidad, pululaban en nuestras mentes en la oscuridad de la noche; aunque en realidad nadie había vivido nada de lo narrado.
En alguna de estas ocasiones había salido a relucir, el problema que había tenido el señor Siro donde queda bien claro en los expediente de 1936 publicados por El Diario Palentino, un misterio para nosotros los críos del cual hacíamos todo tipo de especulaciones, que nada tenían que ver con la realidad, ahora que la se. Ignoraba que fuera nacido en otro pueblo y menos podíamos pensar con nuestra edad que, en la época de su juventud (1936) el que pertenecía al bando de los perdedores, tenía que andar con cuidado para no recibir represalias. ¡Anda que no nos quedaba lejos estas histórias, a todas aquellas niñas!

Ahora que has sacado a colación al mudo de Sotobañado, recuerdo verle en más de una ocasión los miercoles en Herrera hablando por señas, claro, con otro mudo de otro pueblo - en estos momentos no recuerdo el pueblo - en la plaza. Años más tarde supe que el de Sotobañado se habia trasladado a Vizcaya. Para más señas, puedo describir como eran cada uno, el de Sotobañado era moreno, fino, ligeramente encorbado y de paso menudo, al contrario del otro, que era fuerte cabeza gorda y rizoso, se notaba que se entendian muy bien.

Veo que hay personas de Sotobañado que los conoces, y sabes cosas de su vida quizás más que yo. Hace tantos años que no nos vemos, que su imagen en mi recuerdo está muy difuminada. Recuerdo que viviendo todavía yo en el pueblo, se casó con una chica de allí, guapetona y más joven que él. Ambas familias eran personas pacíficas, sin vicios y tabajadoras. Puede que se fueran a las vascongadas porque muchos de Sotobañado eligieron esas provincias donde encontrar un trabajo, y yo diría que todos volvieron (por su cercanía) para hacerse su segunda residencia. Por este motivo creo que el pueblo no desapareció años atrás, porque ellos invirtieron en él sus ahorros y en el verano le dan vida pasando allí las vacaciones.