LA DURA GENERACIÓN DEL MUNDO RURAL
En estos días de estío es el calor no sólo tema recurrente de conversación sino el inicio de cualquiera que se establezca. Parece ser que o hemos olvidado la calor que hizo en julio pasado o es que en este aprieta un poco más.
Aquellos Agostos que viví en mi infancia en Sotobañado, hoy me vienen a la memoria. Recuerdo entre otras muchas cosas que era el mes más duro de trabajo para el labrador de aquellos años en que casi todo se hacia mano con ayuda de animales como: segar, cargar el carro para transportar la mies a la era, trillar, aventar y llenar los sacos con el grano limpio, para ser guardado lo más pronto posible; evitando así, que alguna tormenta típicas de la estación, las mojara. Hombres titanes que trabajaban, durante un mes al menos, de sol a sol con una sensación térmica, como se dice ahora, difícilmente imaginable para nosotros. La temperatura ambiente, el esfuerzo de andar inclinado al tiempo que cortando el cereal, el polvo... y la alimentación monocorde de la época.
¿De qué estaban hechos? Para ellos no existían ni ropa térmica ni alimentación hidratante ni previsión de golpes de calor. Resistían a fuerza de coraje y tesón porque, no existiendo el desempleo ni el ingreso mínimo vital ni más remedio asistencial para los suyos que sus brazos, se fueron dejando la vida en los campos y en una manera de vivir que no conocía la rendición. Vergüenza debería dar a una sociedad que califica de héroes a distantes deportistas de élite multimillonarios y ha perdido la memoria cercana de los segadores de hoz y dedíles de cuero.
En estos días de estío es el calor no sólo tema recurrente de conversación sino el inicio de cualquiera que se establezca. Parece ser que o hemos olvidado la calor que hizo en julio pasado o es que en este aprieta un poco más.
Aquellos Agostos que viví en mi infancia en Sotobañado, hoy me vienen a la memoria. Recuerdo entre otras muchas cosas que era el mes más duro de trabajo para el labrador de aquellos años en que casi todo se hacia mano con ayuda de animales como: segar, cargar el carro para transportar la mies a la era, trillar, aventar y llenar los sacos con el grano limpio, para ser guardado lo más pronto posible; evitando así, que alguna tormenta típicas de la estación, las mojara. Hombres titanes que trabajaban, durante un mes al menos, de sol a sol con una sensación térmica, como se dice ahora, difícilmente imaginable para nosotros. La temperatura ambiente, el esfuerzo de andar inclinado al tiempo que cortando el cereal, el polvo... y la alimentación monocorde de la época.
¿De qué estaban hechos? Para ellos no existían ni ropa térmica ni alimentación hidratante ni previsión de golpes de calor. Resistían a fuerza de coraje y tesón porque, no existiendo el desempleo ni el ingreso mínimo vital ni más remedio asistencial para los suyos que sus brazos, se fueron dejando la vida en los campos y en una manera de vivir que no conocía la rendición. Vergüenza debería dar a una sociedad que califica de héroes a distantes deportistas de élite multimillonarios y ha perdido la memoria cercana de los segadores de hoz y dedíles de cuero.
Que bien lo has relatado, es un recordatorio memorable, magnífica explicación en todo su contenido. Que tiempos aquellos, cuando los hombres, mas bien bajos, pero duros como la roca, se cargaban los sacos de trigo de (80) ochenta kilos y los transportaban hasta la troje desde los carros, un día y otro día hasta terminar la faena.
Es que yo de cuando en cuando me esfuerzo un poco, para ver si en esta empresa me suben más el salario. Tu también saldrías favorecido por rematar la faena.
Un saludo marino9.
Un saludo marino9.