Es una obra barroca de 1691 del carpintero-ensamblador trasmerano Fernando de la Peña. Consta de cinco
calles y dos cuerpos sobre banco. Fue dorado por los pintores Lorenzo Medina y Lucas de la Concha en 1705. Estructurado con
columnas salomónicas que separan las cinco calles, adornadas con hojas de parra y pámpanos según
costumbre de la simbología cristiana. Los
capiteles son de orden corintio. Toda la decoración es barroca de gran riqueza
ornamental.
En el primer cuerpo hay cinco
esculturas en
hornacinas; de izquierda a derecha están:
san Juan Bautista, san Pedro, san Hipólito —en el centro porque es el patrono—, san Pablo y san Lorenzo. Más arriba y también en el centro, la Asunción y relieves de la vida de san Hipólito: bautismo,
comunión, lapidación y martirio. Por encima hay una cornisa en la que se apoyan las figuras exentas de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel acompañados de otros ángeles. Arriba en el semicírculo está representado un rey, probablemente Fernando III el
Santo, símbolo de la cristiandad que se encuentra representado en casi todos los templos de patronato real. A sus pies se ve el tema recurrente de los moros sometidos. En la cúspide y como es habitual se ve la figura de Dios Padre bendiciendo.