La función consistía en incitar a las almas a elevarse, a liberarse de las coacciones del mundo, por eso debían conservar cierta altura.
Los muros son de
piedra de sillería, muy gruesos y se estabilizan con la ayuda de contrafuertes y arbotantes. Entre los contrafuertes del
ábside se abren esbeltas
ventanas góticas que proporcionaron al templo mucha luminosidad y que están cegadas porque en el interior se instalaron diversos
retablos barrocos que taparon el vano.