Los días ya quedan lejos y evoco un viaje que fue retorno a mi niñez, a las
casas de adobe. Una llamada de la tierra que me reconcilió conmigo mismo: la inocencia perdida. Por la tierra de
campos. Conducía mi mujer asombrada de la lejanía y la profundidad de ese inmenso horizonte, de la inquietante placidez de las llanuras. Ha sido Díaz Caneja el genio que mejor ha pintado estas tierras: un inmenso cuadro suyo.
Palencia,
Villoldo,
Torre de los Molinos. Y un
bautizo del que me habían pedido que
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