Con mi afecto
Traspeña, asentada entre
montañas, minúscula y bella.
La Cantábrica ciñe tus espaldas, como un posesivo amante que te hace de murallón.
¿Sabéis a quién os estoy nombrando? A una peña, grande, recia y singular; como pocas hay en la tierra, que ha visto al correr el tiempo generaciones de hombres, mujeres y niños,
familias que aquí Dios quiso poner y a la vez sus huellas dejaron, dibujando un gran corazón en su genuina
historia y que la
Peña Redonda, guarda cual tesoro singular,
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