Con mi afecto
Traspeña, asentada entre montañas, minúscula y bella.
La Cantábrica ciñe tus espaldas, como un posesivo amante que te hace de murallón.
¿Sabéis a quién os estoy nombrando? A una peña, grande, recia y singular; como pocas hay en la tierra, que ha visto al correr el tiempo generaciones de hombres, mujeres y niños, familias que aquí Dios quiso poner y a la vez sus huellas dejaron, dibujando un gran corazón en su genuina historia y que la
Peña Redonda, guarda cual tesoro singular, entre sus fuertes entrañas, imposibles de robar.
Y tu iglesia tan preciosa y peculiar, aquí los padres trajeron a sus hijos a bautizar, nombres bíblicos pusieron en honor a su fé y devoción.
También con regocijo las parejas jóvenes, votos de matrimonio hicieron, para familias crear.
Con fe profunda y dolorosa, a sus seres queridos vinieron aquí a despedir,
recordando las vivencias que compartieron con ellos sin fin, sabiendo que en la resurrección, ellos nos esperarán allí.
La Casona, edificio señorial, que un siervo de la iglesia; inteligente y con gusto, mandó hace siglos ahí edificar. Cayó tan enamorado de este bello paraje; que para lugar de asueto, eligió sin dilación.
Supo muy bien lo que hacía aquel siervo del Señor.
Luego fue hospital y más cosas para enumerar, y ahí está como la canción...... viendo pasar el tiempo.
Aunque de Traspeña no soy; muy buen trato he recibido y como dice el refrán; "de bien nacidos es ser agradecidos"
Vuestra fiesta ha permitido, que conozca a vecinos amables y cariñosos del pueblo de Castrejón,
dejando una imagen serena en mi corazón.
Y para terminar, yo por las mañanas cuando me levanto y desde mi ventana, un beso envió a la cruz, allá en lo alto.
Luego, miro a mis vecinas de enfrente, las cigüeñas, que como cada año, me cuentan sus viajes a tierras lejanas a dónde el calor van a buscar en invierno. Ellas me cuentan bajito....
¡No lo digas! pero pueblos tan bonitos como Traspeña...! No hay ¡ellas saben más de nosotros.
! Dejémoslas hablar. ¡
Amparo Martín
Traspeña, asentada entre montañas, minúscula y bella.
La Cantábrica ciñe tus espaldas, como un posesivo amante que te hace de murallón.
¿Sabéis a quién os estoy nombrando? A una peña, grande, recia y singular; como pocas hay en la tierra, que ha visto al correr el tiempo generaciones de hombres, mujeres y niños, familias que aquí Dios quiso poner y a la vez sus huellas dejaron, dibujando un gran corazón en su genuina historia y que la
Peña Redonda, guarda cual tesoro singular, entre sus fuertes entrañas, imposibles de robar.
Y tu iglesia tan preciosa y peculiar, aquí los padres trajeron a sus hijos a bautizar, nombres bíblicos pusieron en honor a su fé y devoción.
También con regocijo las parejas jóvenes, votos de matrimonio hicieron, para familias crear.
Con fe profunda y dolorosa, a sus seres queridos vinieron aquí a despedir,
recordando las vivencias que compartieron con ellos sin fin, sabiendo que en la resurrección, ellos nos esperarán allí.
La Casona, edificio señorial, que un siervo de la iglesia; inteligente y con gusto, mandó hace siglos ahí edificar. Cayó tan enamorado de este bello paraje; que para lugar de asueto, eligió sin dilación.
Supo muy bien lo que hacía aquel siervo del Señor.
Luego fue hospital y más cosas para enumerar, y ahí está como la canción...... viendo pasar el tiempo.
Aunque de Traspeña no soy; muy buen trato he recibido y como dice el refrán; "de bien nacidos es ser agradecidos"
Vuestra fiesta ha permitido, que conozca a vecinos amables y cariñosos del pueblo de Castrejón,
dejando una imagen serena en mi corazón.
Y para terminar, yo por las mañanas cuando me levanto y desde mi ventana, un beso envió a la cruz, allá en lo alto.
Luego, miro a mis vecinas de enfrente, las cigüeñas, que como cada año, me cuentan sus viajes a tierras lejanas a dónde el calor van a buscar en invierno. Ellas me cuentan bajito....
¡No lo digas! pero pueblos tan bonitos como Traspeña...! No hay ¡ellas saben más de nosotros.
! Dejémoslas hablar. ¡
Amparo Martín