Casi todo es de piedra en Valbuena. La iglesia, las casas, las bodegas, hasta esos curiosos descargaderos para uva que se alzan con entidad propia en mitad del cotarro. Casi todo es de piedra, menos el río y los campos. Menos el majuelo de Don Urbano. Con sus cerca de quinientas cepas de un centenar de años. Antes los viñedos daban color a las laderas del valle. Hoy solamente queda uno, pero con fuerzas para llenar unas cuantas cántaras y poder saborear el zumo de esta tierra que tanto vino dio.
Lo que ya parece no dar Valbuena son niños. El último nació hace dieciseis años, y las perspectivas en este sentido parece que no van a cambiar. Sí lo hace poco a poco el pueblo, que en estos momentos abre el suelo de sus calles para acoger nuevas conducciones de agua potable.
A lo lejos, el agua libre del Pisuerga separa a Valbuena de
Villalaco, que comparten pesquera y paraje de recreo, en una de las zonas más llamativas en el curso de este río que riega los cultivos de alfalfa y remolacha que se extienden por la vega, compitiendo llanamente con él.
Y si importante es la agricultura para los habitantes del término, no lo es menos la ganadería, dado que Valbuena cuenta con dos explotaciones de ovino, con cerca de dos mil cabezas, y otra de engorde de vacuno.
En cuanto a los ingresos de las arcas municipales, era de cierta importancia la gestión de un coto de caza, que pasó hace algún tiempo a manos de una sociedad, lo que ha mermado los recursos del ayuntamiento.
Pocos recursos y poca gente.
La combinación no parece ayudar demasiado a esta localidad que con el tiempo ha visto disminuir la cantidad y la calidad de los servicios de atención al ciudadano. Es el caso del sanitario, lo que ha generado el lógico descontento entre los vecinos, que ven cómo otras poblaciones con menos habitantes que Valbuena disponen de un horario más amplio de consultas.
Por otro lado, y en lo que a comunicaciones se refiere, las carreteras que llegan a la localidad apenas cumplen los mínimos, sobre todo la que enlaza con Astudillo. Tan en el olvido parecen haber caído que el pasado año ni siquiera les desbrozaron las cunetas. Dicen que en efecto solamente fue eso, un olvido, pero en Valbuena de Pisuerga algunos se sienten cada vez peor tratados.
Quizá solo sea una impresión. Un mal rato. Que de aquí en adelante todo sea mejorar. Todo menos el vino de las bodegas de mis tios, Salud.
Lo que ya parece no dar Valbuena son niños. El último nació hace dieciseis años, y las perspectivas en este sentido parece que no van a cambiar. Sí lo hace poco a poco el pueblo, que en estos momentos abre el suelo de sus calles para acoger nuevas conducciones de agua potable.
A lo lejos, el agua libre del Pisuerga separa a Valbuena de
Villalaco, que comparten pesquera y paraje de recreo, en una de las zonas más llamativas en el curso de este río que riega los cultivos de alfalfa y remolacha que se extienden por la vega, compitiendo llanamente con él.
Y si importante es la agricultura para los habitantes del término, no lo es menos la ganadería, dado que Valbuena cuenta con dos explotaciones de ovino, con cerca de dos mil cabezas, y otra de engorde de vacuno.
En cuanto a los ingresos de las arcas municipales, era de cierta importancia la gestión de un coto de caza, que pasó hace algún tiempo a manos de una sociedad, lo que ha mermado los recursos del ayuntamiento.
Pocos recursos y poca gente.
La combinación no parece ayudar demasiado a esta localidad que con el tiempo ha visto disminuir la cantidad y la calidad de los servicios de atención al ciudadano. Es el caso del sanitario, lo que ha generado el lógico descontento entre los vecinos, que ven cómo otras poblaciones con menos habitantes que Valbuena disponen de un horario más amplio de consultas.
Por otro lado, y en lo que a comunicaciones se refiere, las carreteras que llegan a la localidad apenas cumplen los mínimos, sobre todo la que enlaza con Astudillo. Tan en el olvido parecen haber caído que el pasado año ni siquiera les desbrozaron las cunetas. Dicen que en efecto solamente fue eso, un olvido, pero en Valbuena de Pisuerga algunos se sienten cada vez peor tratados.
Quizá solo sea una impresión. Un mal rato. Que de aquí en adelante todo sea mejorar. Todo menos el vino de las bodegas de mis tios, Salud.