El "arroyo-bebedero" al fondo y la casa de Rafa (de Madrid) a la izquierda. Casi se pueden oír los "pasos" de los machos y mulas cuando iban a "abrebar" al arroyo, dejando las marcas de sus herraduras. Sus propietarios los cuidaban con sumo esmero, eran sus "maquinas".
También bajaban a saciar la sed los rebaños de ovejas.