HISTORIA DE VALDECAÑAS DE CERRATO - EDAD CONTEMPORANEA
Edad Contemporánea [editar]Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), los parajes y la villa sirvieron de refugio a los guerrilleros castellanos.
Entre las fuerzas guerrilleras que más se distinguieron en esta zona, figuraba el valeroso Andrés Puertas que por el año 1809, sorprendió a un convoy de tabaco que llevaban para el gobernador de Madrid, por el Camino Real entre Burgos y Valladolid, y lo cedió para socorro de los pueblos de alrededor.[14] En 1810, hizo en el mismo camino 33 prisioneros de caballería. En 1811 y 1812, fueron repetidos sus ataques hasta que salió gravemente herido en el puente de Reinoso de Cerrato. El vecindario de Valdecañas siempre le abasteció y le auxilió en las maniobras de guerra. Posteriormente, Andrés Puertas, a la sazón Comandante de Infantería, se presenta como un entusiasta defensor del liberalismo.
En 1828, Val de Cañas, era villa secular del Partido de Tierra de Campos, en la Provincia de Palencia, con Alcalde Pedáneo. En lo eclesiástico, seguía perteneciendo al arzobispado de Burgos y poseía una parroquia y una ermita. Su población era de 80 vecinos (226 habitantes). Por entonces los despoblados de Villarmiro y Villobaga (Villobayo) eran colindantes.
En 1842, según el Diccionario Geográfico Estadístico Hitórico de España y posesiones de Ultramar de Pascual Madoz, en Valdecañas había 43 vecinos, 234 habitantes.
En el término existían montes de leña baja y hojarasca, con algunas talayas.
En 1849, Valdecañas era villa con ayuntamiento del Partido Judicial de Baltanás de Cerrato.[15] En lo eclesiástico seguía perteneciendo a la Archidiócesis de Burgos y subsistían la actual Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari y la ermita de la Virgen del Campo. Contaba con 45 vecinos (235 habitantes), 48 casas, una escuela de instrucción primaría con 20 niños y un molino harinero, construido en piedra de sillería, movido por las aguas del arroyo. Con anterioridad, hubo 2 molinos. En el pueblo había al menos 5 hornos de panadería. Existían 2 fuentes manantiales para surtido de los vecinos: una, a la entrada del pueblo y, otra, al Sur, a medio cuarto de legua. Dentro de esta villa, había parajes poblados de mata baja de roble y encina.
En el Cerrato y por lógica en Valdecañas, a mediados del siglo XIX, cuando la unidad familiar no podía con su capacidad de trabajo, explotar unas tierras que por su extensión les superaba, acudían al mercado de trabajo rural, como contratantes de trabajo. Sin embargo, en la mayoria de los casos se trataba de minifundios, era una situación agrosocial de pequeños campesinos, que no tenían otra posibilidad, cuando la explotación no cubría las necesidades familiares, que ampliarla o concurrir temporalmente al mercado de trabajo como asalariado. Esta fue una de las razones que motivaron el éxodo a las grandes ciudades en busca de un trabajo mejor remunerado.
La distribución en la comarca del Cerrato en 1930, era de 8,88 hectáreas por propietario, mientras en Andalucía occidental era de 24,27 hectáreas. La realidad era que en Castilla la Vieja, se cultivaba más cantidad de tierra que en Andalucía, en Castilla la Nueva o en La Mancha. El cultivo de cereales ocupaba el 92,9% de la superficie cultivada de secano. (Fuente: Dirección General de Propiedades. Memoria de 1930).[16]
Cruz «Paulina» en el interior de la Iglesia de San Nicolás. Hacia 1894, los Padres Paúles estuvieron misionando la comarca a través de las Misiones Populares y recorrieron Valdecañas de Cerrato.[17] Tras la Restauración política de 1875, la Congregación recuperó las Casas-Misión en la zona, y su actividad fue notoria. Estas actuaciones terminaron con el advenimiento de la II República y posterior Guerra Civil española, recuperándose su actividad al final de la misma.
En 1900, la población de derecho era de 347 habitantes. 176 hombres y 171 mujeres. Transeuntes, 9.
En 1907, en las elecciones a Diputados a Cortes, salió elegido por el distrito de Astudillo, al que pertenecía Valdecañas de Cerrato, D. Isaac Manrique Castrillo, del Partido Liberal-Conservador, con 4.508 votos. Su domicilio en Madrid: Hotel Imperial. Anomalías: En Valdecañas se duplicaron el acta y la certificación.
En 1930, la población de derecho, era de 431 habitantes y existían 186 edificios y 118 albergues.
Por estas fechas, hubo un párroco en Valdecañas de Cerrato llamado Teófilo Velasco Barcenilla, vinculado a Ramiro Ledesma Ramos. Juan Aparicio, cita a Teófilo Velasco al referirse al manifiesto escrito por Ledesma Ramos, La Conquista del Estado:
Así La Conquista del Estado, resulta la obra personal de un solo hombre, Ledesma, porque ni mis artículos, inflamados por un lirísmo casi religioso, ni la prosa desenfadada de Giménez Caballero, ni el clamor rural que nos comunicó Teófilo Velasco, el párroco de Valdecañas de Cerrato, ni las...
Velasco, escribió en 1949, "El Orfismo (Una religión de Grecia)". Murió en Burgos, en el Seminário San José, en 1994.
En 1955, esta villa en lo eclesiástico, dejó de pertenecer a la Archidiócesis de Burgos y Osma, pasando a integrar la Diócesis de Palencia. Esta divisoria oriental como consecuencia del Concordato de 1953, se adecúan las fronteras del obispado que regían desde el siglo XI, a las de la provincia civil.
Por último, en virtud del Decreto del Ministerio de la Gobernación, de fecha 21 de febrero de 1974 —B. O. E. (Boletín Oficial del Estado) del 14/3/1974—, fue aprobada la incorporación del Municipio de Valdecañas de Cerrato al de Baltanás, capital histórica de la comarca.
En la época posterior a la guerra civil, se produjo el éxodo rural, parte de la población emigró hacia capitales donde la posibilidad de trabajar fuese mayor. Por esta circunstancia, su despoblación fue muy importante, igual que en la gran mayoría de pueblos de alrededor.
Su economía derivaba de la agricultura y de la ganadería ovina. Desde 1900 hasta 1950, había 2 carnicerías, en las que se compraba con tarja, (trocito de madera donde se hacía un pique o muesca). También había una fragua, una carpintería, 3 tiendas de ultramarinos, una cantina —para vino—, 2 bares —en los que se servía café—, 2 salones de baile, un estanco y una barbería. El pescado lo llevaba con un carro desde la estación de Torquemada, el «Hornillero» de Hornillos de Cerrato.[18]. En el 2008 todo se ha reducido a un Bar con Tienda y un Horno de asar.
También había gran cantidad de bodegas con lagar. Generalmente estaban excavadas desde antaño en las laderas del Pico el Roble y se surtían de la uva de los majuelos del término. Hubo épocas en que por la abundancia de vino, "ojogallo", dio origen a que sirviese de trueque para adquirir otros productos. Durante la primera semana de la vendimia no había escuela. Todo el personal iba a vendimiar. El "hacer un lagarejo" entre mozos y mozas era un retozo. Contaba con cantidad de eras para la trilla y huertos.
Herramientas de labranza en la era, con las laderas del páramo al fondo. Al terminar la vendimia, y elaborar el mosto, se solía transportar en carros, los ollejos de la uva, hasta "Néstor", en Torquemada, pues con ellos se elaboraba el orujo.
En aquellos años la actividad laboral en el pueblo era muy dinámica. Hombres y mujeres trabajaban duro de luna a luna en las Labores de arado, de siembra y de siega. El acarreo se hacía, con carros de varas y armaje, tirados por machos, mulas y burros. En algunas épocas, también se laboreó con ganado vacuno. El sistema de unidades de medidas, y pesos, hasta pasado la mitad del siglo XX, se media y pesaba en el sistema antiguo, por ejemplo en varas, leguas, pie castellano o cántaras, libras, quintales, obradas, celemines, arrobas, etc.
Todo o casi todo se hacía manualmente, hasta que un muy buen día, aparecieron en el mercado las máquinas segadoras, y trilladoras, de la marca de Vitoria, (Ajuria). Pero sobre todo, la revolución llegó con el tractor, antesala de la definitiva cosechadora, hechos que cambiaron la forma de trabajar en las labores de labranza.
En los arroyos del Castillo y el del Pozo, eran muy apreciados sus cangrejos y en época de caza, su coto alcanzó popularidad entre los cazadores procedentes del Norte de la península.
Edad Contemporánea [editar]Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), los parajes y la villa sirvieron de refugio a los guerrilleros castellanos.
Entre las fuerzas guerrilleras que más se distinguieron en esta zona, figuraba el valeroso Andrés Puertas que por el año 1809, sorprendió a un convoy de tabaco que llevaban para el gobernador de Madrid, por el Camino Real entre Burgos y Valladolid, y lo cedió para socorro de los pueblos de alrededor.[14] En 1810, hizo en el mismo camino 33 prisioneros de caballería. En 1811 y 1812, fueron repetidos sus ataques hasta que salió gravemente herido en el puente de Reinoso de Cerrato. El vecindario de Valdecañas siempre le abasteció y le auxilió en las maniobras de guerra. Posteriormente, Andrés Puertas, a la sazón Comandante de Infantería, se presenta como un entusiasta defensor del liberalismo.
En 1828, Val de Cañas, era villa secular del Partido de Tierra de Campos, en la Provincia de Palencia, con Alcalde Pedáneo. En lo eclesiástico, seguía perteneciendo al arzobispado de Burgos y poseía una parroquia y una ermita. Su población era de 80 vecinos (226 habitantes). Por entonces los despoblados de Villarmiro y Villobaga (Villobayo) eran colindantes.
En 1842, según el Diccionario Geográfico Estadístico Hitórico de España y posesiones de Ultramar de Pascual Madoz, en Valdecañas había 43 vecinos, 234 habitantes.
En el término existían montes de leña baja y hojarasca, con algunas talayas.
En 1849, Valdecañas era villa con ayuntamiento del Partido Judicial de Baltanás de Cerrato.[15] En lo eclesiástico seguía perteneciendo a la Archidiócesis de Burgos y subsistían la actual Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari y la ermita de la Virgen del Campo. Contaba con 45 vecinos (235 habitantes), 48 casas, una escuela de instrucción primaría con 20 niños y un molino harinero, construido en piedra de sillería, movido por las aguas del arroyo. Con anterioridad, hubo 2 molinos. En el pueblo había al menos 5 hornos de panadería. Existían 2 fuentes manantiales para surtido de los vecinos: una, a la entrada del pueblo y, otra, al Sur, a medio cuarto de legua. Dentro de esta villa, había parajes poblados de mata baja de roble y encina.
En el Cerrato y por lógica en Valdecañas, a mediados del siglo XIX, cuando la unidad familiar no podía con su capacidad de trabajo, explotar unas tierras que por su extensión les superaba, acudían al mercado de trabajo rural, como contratantes de trabajo. Sin embargo, en la mayoria de los casos se trataba de minifundios, era una situación agrosocial de pequeños campesinos, que no tenían otra posibilidad, cuando la explotación no cubría las necesidades familiares, que ampliarla o concurrir temporalmente al mercado de trabajo como asalariado. Esta fue una de las razones que motivaron el éxodo a las grandes ciudades en busca de un trabajo mejor remunerado.
La distribución en la comarca del Cerrato en 1930, era de 8,88 hectáreas por propietario, mientras en Andalucía occidental era de 24,27 hectáreas. La realidad era que en Castilla la Vieja, se cultivaba más cantidad de tierra que en Andalucía, en Castilla la Nueva o en La Mancha. El cultivo de cereales ocupaba el 92,9% de la superficie cultivada de secano. (Fuente: Dirección General de Propiedades. Memoria de 1930).[16]
Cruz «Paulina» en el interior de la Iglesia de San Nicolás. Hacia 1894, los Padres Paúles estuvieron misionando la comarca a través de las Misiones Populares y recorrieron Valdecañas de Cerrato.[17] Tras la Restauración política de 1875, la Congregación recuperó las Casas-Misión en la zona, y su actividad fue notoria. Estas actuaciones terminaron con el advenimiento de la II República y posterior Guerra Civil española, recuperándose su actividad al final de la misma.
En 1900, la población de derecho era de 347 habitantes. 176 hombres y 171 mujeres. Transeuntes, 9.
En 1907, en las elecciones a Diputados a Cortes, salió elegido por el distrito de Astudillo, al que pertenecía Valdecañas de Cerrato, D. Isaac Manrique Castrillo, del Partido Liberal-Conservador, con 4.508 votos. Su domicilio en Madrid: Hotel Imperial. Anomalías: En Valdecañas se duplicaron el acta y la certificación.
En 1930, la población de derecho, era de 431 habitantes y existían 186 edificios y 118 albergues.
Por estas fechas, hubo un párroco en Valdecañas de Cerrato llamado Teófilo Velasco Barcenilla, vinculado a Ramiro Ledesma Ramos. Juan Aparicio, cita a Teófilo Velasco al referirse al manifiesto escrito por Ledesma Ramos, La Conquista del Estado:
Así La Conquista del Estado, resulta la obra personal de un solo hombre, Ledesma, porque ni mis artículos, inflamados por un lirísmo casi religioso, ni la prosa desenfadada de Giménez Caballero, ni el clamor rural que nos comunicó Teófilo Velasco, el párroco de Valdecañas de Cerrato, ni las...
Velasco, escribió en 1949, "El Orfismo (Una religión de Grecia)". Murió en Burgos, en el Seminário San José, en 1994.
En 1955, esta villa en lo eclesiástico, dejó de pertenecer a la Archidiócesis de Burgos y Osma, pasando a integrar la Diócesis de Palencia. Esta divisoria oriental como consecuencia del Concordato de 1953, se adecúan las fronteras del obispado que regían desde el siglo XI, a las de la provincia civil.
Por último, en virtud del Decreto del Ministerio de la Gobernación, de fecha 21 de febrero de 1974 —B. O. E. (Boletín Oficial del Estado) del 14/3/1974—, fue aprobada la incorporación del Municipio de Valdecañas de Cerrato al de Baltanás, capital histórica de la comarca.
En la época posterior a la guerra civil, se produjo el éxodo rural, parte de la población emigró hacia capitales donde la posibilidad de trabajar fuese mayor. Por esta circunstancia, su despoblación fue muy importante, igual que en la gran mayoría de pueblos de alrededor.
Su economía derivaba de la agricultura y de la ganadería ovina. Desde 1900 hasta 1950, había 2 carnicerías, en las que se compraba con tarja, (trocito de madera donde se hacía un pique o muesca). También había una fragua, una carpintería, 3 tiendas de ultramarinos, una cantina —para vino—, 2 bares —en los que se servía café—, 2 salones de baile, un estanco y una barbería. El pescado lo llevaba con un carro desde la estación de Torquemada, el «Hornillero» de Hornillos de Cerrato.[18]. En el 2008 todo se ha reducido a un Bar con Tienda y un Horno de asar.
También había gran cantidad de bodegas con lagar. Generalmente estaban excavadas desde antaño en las laderas del Pico el Roble y se surtían de la uva de los majuelos del término. Hubo épocas en que por la abundancia de vino, "ojogallo", dio origen a que sirviese de trueque para adquirir otros productos. Durante la primera semana de la vendimia no había escuela. Todo el personal iba a vendimiar. El "hacer un lagarejo" entre mozos y mozas era un retozo. Contaba con cantidad de eras para la trilla y huertos.
Herramientas de labranza en la era, con las laderas del páramo al fondo. Al terminar la vendimia, y elaborar el mosto, se solía transportar en carros, los ollejos de la uva, hasta "Néstor", en Torquemada, pues con ellos se elaboraba el orujo.
En aquellos años la actividad laboral en el pueblo era muy dinámica. Hombres y mujeres trabajaban duro de luna a luna en las Labores de arado, de siembra y de siega. El acarreo se hacía, con carros de varas y armaje, tirados por machos, mulas y burros. En algunas épocas, también se laboreó con ganado vacuno. El sistema de unidades de medidas, y pesos, hasta pasado la mitad del siglo XX, se media y pesaba en el sistema antiguo, por ejemplo en varas, leguas, pie castellano o cántaras, libras, quintales, obradas, celemines, arrobas, etc.
Todo o casi todo se hacía manualmente, hasta que un muy buen día, aparecieron en el mercado las máquinas segadoras, y trilladoras, de la marca de Vitoria, (Ajuria). Pero sobre todo, la revolución llegó con el tractor, antesala de la definitiva cosechadora, hechos que cambiaron la forma de trabajar en las labores de labranza.
En los arroyos del Castillo y el del Pozo, eran muy apreciados sus cangrejos y en época de caza, su coto alcanzó popularidad entre los cazadores procedentes del Norte de la península.