PATRIMONIO CULTURAL DE VALDECAÑAS DE CERRATO
CASA TÍPICA
Casas-Vivienda. Hay que resaltar estas típicas construcciones cerrateñas antiguas —hoy algunas cerradas la mayor parte del año—, realizadas por los propios valdecañeses, en piedra —de tonalidad blanquecina y calcárea, extraída de los páramos circundantes—, y adobe, con los marcos de sus ventanas y puertas en sillar. Entre las estancias en su interior hay que destacar, la gloria, las escaleras de acceso a las estancias superiores —alcobas y habitaciones—, hechas con baldosa de arcilla tosca, y los techos construidos con vigas de madera y aljez. Con la puerta de acceso al zaguán, de madera partida en dos, con los clavos y con la parte superior de la misma, batiente y con gatera. Seguidamente se llegaba a la cocina, en la que había una trébede.
Muchas de estas viviendas se conservan en muy buen estado, con sus cortinas en las ventanas, confeccionadas con juncos. En sus fachadas dejan ver en la parte superior un ventano correspondiente al desván. El tejado siempre, de tejas árabes. Todas disponían de su cuadra, para los animales de labor o para el pequeño rucio, y su pequeño corral con gallinero y conejera, o tenada con su bardal, y la bajo cubierta para el carro. Durante algunos siglos está documentado que por la comarca hubo la presencia de varios grupos familiares de maestros canteros de la Merindad de Trasmiera (Cantabria), llevando a cabo rehabilitaciones o ampliaciones de edificios sacros, y de alguna construcción más o menos hidalga particular.
Es de resaltar la relación que hubo desde antiguo entre Cantabria y Valdecañas, prueba de ello, por ejemplo y sin profundizar más, es que en Cabezón de la Sal (Cantabria), la Patrona lleva por nombre también, el de Virgen del Campo. A diferencia de algunos municipios cerrateños —Hontoria de Cerrato, Tariego de Cerrato, Villamuriel de Cerrato y otros—, en Valdecañas no parecen haber existido las «viviendas-cueva» o rupestres.
CASA TÍPICA
Casas-Vivienda. Hay que resaltar estas típicas construcciones cerrateñas antiguas —hoy algunas cerradas la mayor parte del año—, realizadas por los propios valdecañeses, en piedra —de tonalidad blanquecina y calcárea, extraída de los páramos circundantes—, y adobe, con los marcos de sus ventanas y puertas en sillar. Entre las estancias en su interior hay que destacar, la gloria, las escaleras de acceso a las estancias superiores —alcobas y habitaciones—, hechas con baldosa de arcilla tosca, y los techos construidos con vigas de madera y aljez. Con la puerta de acceso al zaguán, de madera partida en dos, con los clavos y con la parte superior de la misma, batiente y con gatera. Seguidamente se llegaba a la cocina, en la que había una trébede.
Muchas de estas viviendas se conservan en muy buen estado, con sus cortinas en las ventanas, confeccionadas con juncos. En sus fachadas dejan ver en la parte superior un ventano correspondiente al desván. El tejado siempre, de tejas árabes. Todas disponían de su cuadra, para los animales de labor o para el pequeño rucio, y su pequeño corral con gallinero y conejera, o tenada con su bardal, y la bajo cubierta para el carro. Durante algunos siglos está documentado que por la comarca hubo la presencia de varios grupos familiares de maestros canteros de la Merindad de Trasmiera (Cantabria), llevando a cabo rehabilitaciones o ampliaciones de edificios sacros, y de alguna construcción más o menos hidalga particular.
Es de resaltar la relación que hubo desde antiguo entre Cantabria y Valdecañas, prueba de ello, por ejemplo y sin profundizar más, es que en Cabezón de la Sal (Cantabria), la Patrona lleva por nombre también, el de Virgen del Campo. A diferencia de algunos municipios cerrateños —Hontoria de Cerrato, Tariego de Cerrato, Villamuriel de Cerrato y otros—, en Valdecañas no parecen haber existido las «viviendas-cueva» o rupestres.