Era muy tarde, nuestra idea era bajar al
pueblo que aquel año aún tenía tres habitantes. Le veíamos desde la
Sierra, teníamos que bajar poco más de 200 m, pero para volver, teníamos que subirlos y marchar hasta la
Virgen del Brezo donde estaba el
coche. Oíamos las voces recogiendo los animales. la tarde era tranquila y las
sombras se apoderaban de los
valles.
En el fondo se veían las
casas con sus
tejados...