Había transcurrido unos 15 años desde que fue abandonado. El
camino era infernal y todavía quedaban tejas en las
casas. El arreglo del camino determinó una acelerada destrucción del poblado. La gente conocedora de la zona, incluso la oriunda, se fue llevando las tejas, las
piedras de sillería y la
fruta (he presenciado como los ocupantes de una furgoneta cargaban con la abundante fruta existente en el lugar).