Qué cosas pasan y qué casualidades se dan de pronto. Porque quién me iba a decir a mí que un buen día, pasado el tiempo, bastante tiempo, fuera a encontrarme, aunque fuese sólo en la distancia y a través de la red de redes, con alguien cuya madre, caritativa por encima de todo, un día de aquel entonces, poniendo en juego todo el arte de que era capaz, me colocara ni más ni menos que toda una “banderilla” en sálvese la parte, atendiendo seguramente a un requerimiento del médico de la localidad (en ... (ver texto completo)