Me gustaba, a todos los chavales creo, subir a la torre de la iglesia el día de la fiesta para tocar las campanas convocando al pueblo a la fiesta, que de tgodas las calles desembocaban en el pórtico de la iglesia a misa mayor; luego la procesión con aquellas enramadas en muchas puertas de las casas y luego la vuelta al templo tras recorrer las principales calles. Los chavales de fiesta, lucíamos nuestras mejores galas y ese día no podíamos mancharnos el traje. En casa a continuación comida especial ... (ver texto completo)