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Porque es Carnaval
Ya sabemos que la “juerga” carnavalesca de estos días no tiene tanto arraigo en nuestra Comarca como lo pueda tener en otras zonas del país; pero, no obstante, sí llega a tener sus claros y fieles seguidores que permiten conservar la tradición; bien es cierto que en ocasiones a duras penas por la falta real de personal.
Aún con el recuerdo en nuestras mentes de aquel famoso y tradicional “domingo gordo” de antaño, coincidente en el calendario de la fiesta con el domingo anterior al martes de carnaval, en el que los chavales y chavalas del pueblo echábamos el resto tratando de conseguir de casa en casa las viandas que nos permitirían una colosal y pantagruélica cena, los tiempos modernos propiciaron un cambio en las costumbres y todo discurrió por derroteros muy diferentes.
Aunque, para orgullo nuestro, el rastro de la fiesta se haya conservado en esencia a lo largo del tiempo, lo que en verdad resulta importante, pues de otro modo no podríamos estar diciendo ahora que “ya es Carnaval...”
Por ello, estos días volverán a reunirse por aquí las gentes del lugar para celebrar unas horas de jolgorio, con cambio de rol incluido, tras un atrevido disfraz que ayudará lo suyo en el momento de la transgresión de la norma y la distorsión permisiva de la realidad. Porque no todo va a ser austeridad penitencial en estos entornos nuestros. Cuando, además, la Cuaresma espera a la vuelta de la esquina.
Ya sabemos que la “juerga” carnavalesca de estos días no tiene tanto arraigo en nuestra Comarca como lo pueda tener en otras zonas del país; pero, no obstante, sí llega a tener sus claros y fieles seguidores que permiten conservar la tradición; bien es cierto que en ocasiones a duras penas por la falta real de personal.
Aún con el recuerdo en nuestras mentes de aquel famoso y tradicional “domingo gordo” de antaño, coincidente en el calendario de la fiesta con el domingo anterior al martes de carnaval, en el que los chavales y chavalas del pueblo echábamos el resto tratando de conseguir de casa en casa las viandas que nos permitirían una colosal y pantagruélica cena, los tiempos modernos propiciaron un cambio en las costumbres y todo discurrió por derroteros muy diferentes.
Aunque, para orgullo nuestro, el rastro de la fiesta se haya conservado en esencia a lo largo del tiempo, lo que en verdad resulta importante, pues de otro modo no podríamos estar diciendo ahora que “ya es Carnaval...”
Por ello, estos días volverán a reunirse por aquí las gentes del lugar para celebrar unas horas de jolgorio, con cambio de rol incluido, tras un atrevido disfraz que ayudará lo suyo en el momento de la transgresión de la norma y la distorsión permisiva de la realidad. Porque no todo va a ser austeridad penitencial en estos entornos nuestros. Cuando, además, la Cuaresma espera a la vuelta de la esquina.