Ante los problemas de la vida se ponen en marcha distintos mecanismos:
Las personas optimistas interpretan que sus problemas son puntuales, controlables, pasajeros y fruto de una situación concreta.
Las personas pesimistas utilizan el mecanismo contrario: creen que sus problemas son permanentes, siempre les acompañan, no terminan fácilmente, no son controlables, se escapan de sus manos y les influyen en otras facetas no problemáticas. Lo peor es que esto lo contagian a los demás.
Ante los éxitos o los logros sucede lo siguiente:
Las personas positivas interpretan que son resultado de su carácter, que se deben a su pericia, su esfuerzo, se sienten valiosas y estas experiencias refuerzan que saquen partido de sus capacidades en otras situaciones.
Las personas negativas creen que sus éxitos se deben a carambolas o circunstancias puntuales. No soportan que les expresen elogios, los acallan como si cometieran un pecado de vanagloria.
Las personas optimistas interpretan que sus problemas son puntuales, controlables, pasajeros y fruto de una situación concreta.
Las personas pesimistas utilizan el mecanismo contrario: creen que sus problemas son permanentes, siempre les acompañan, no terminan fácilmente, no son controlables, se escapan de sus manos y les influyen en otras facetas no problemáticas. Lo peor es que esto lo contagian a los demás.
Ante los éxitos o los logros sucede lo siguiente:
Las personas positivas interpretan que son resultado de su carácter, que se deben a su pericia, su esfuerzo, se sienten valiosas y estas experiencias refuerzan que saquen partido de sus capacidades en otras situaciones.
Las personas negativas creen que sus éxitos se deben a carambolas o circunstancias puntuales. No soportan que les expresen elogios, los acallan como si cometieran un pecado de vanagloria.