Este
verano volvimos a
Villalaco. Habían pasado muchos años desde la última vez. Sin embargo, ahí estaba como siempre mi pueblito maravilloso. Esta vez, con nosotros vinieron nuestros pequeños y como si el tiempo no pasara ellos encontraron la magia de Villalaco y sus maravillosas gentes. ¡Que reconfortante resulta! Ver que en este mundo tan competitivo, acelerado y egoísta los viejos olores,
paisajes y dulce trato las gentes de Villalaco atrapan y enamoran hasta los más pequeños. Con un
pueblo como
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