En el siglo XIII los monarcas Alfonso X el Sabio y su hijo Sancho IV se vincularon intensamente al templo, el primero de manera literaria y el segundo religiosa: Alfonso X se inspiró en él para componer doce de sus Cantigas de Santa María, mientras que Sancho IV lo visitó en peregrinación en varias ocasiones, durante la Semana Santa, para hacer penitencia ante la Virgen de Villasirga, de la que era gran devoto.